Un panadero es terror de los celíacos en La Plata. Lo llaman “El Galleta García”. Un lugar de panes artesanales, sin aditivos ni conservantes. Y con reserva también se puede acceder a “La Mesa del Panadero”.
Calle 10 entre 45 y 46, a pocas cuadras de donde solemos orientarnos cuando vamos a comer a la ciudad de las diagonales. Casi en el mismo barrio donde están Casa Enna y Jesolo, abrió sus puertas El Galleta García. Nos habían dicho que en La Plata apareció un panadero trucho con apellido gallego. Pero parece que este García, el Galleta, no es el de la Guía (de teléfono). En realidad, rompe con los moldes preestablecidos en materia de panadería.
Estamos hablando de los hermanos Zárate, Diego y Patricio; el otro Diego más conocido como “Chaparrito” Velazco, encargado del local, y dos audaces socios: otra pareja de hermanos, Santiago y Gonzalo Rogati, que le ponen la música al Galleta.
Todo lo que se produce en el local está a la vista, se utilizan fermentaciones de 24 y 48 horas, y a veces de 72. Trabajan con masamadre de centeno y de trigo. Y las variedades que ofrecen al público son: panes blancos, salvado, centeno, cinco semillas, maíz con semillas de zapallo, ocho semillas e integral. Hay un pan que se llama Salvador García, pan de campo y tostadas multicereal.
A no asustarse, El Galleta García no es un panadero trucho, sino un cocinero y sus adláteres que se las dan de sommeliers, más dos músicos. Todo ellos amenazan con romper la modorra pueblerina de la panaderil capital de la provincia.
Los formatos varían entre 200 gramos, medio kilo y kilo. Con los más chicos, elaboran sánguches en el momento, entre ellos de peceto, de paletilla de cerdo horneada ocho horas, de salmón ahumado, etcétera. Los verdes son orgánicos, productos de La Anunciación.
Y vamos a lo dulce, atenti porque la casa no vende facturas. Sí magdalenas, la especialidad. Las hay clásicas; de chocolate negro; vainilla; chia y jengibre; mango y limón, y de sésamo y coco. También de yerba mate y chocolate blanco; quinoto y Hesperidina; amaranto y mostaza.
Otras opciones son bay biscuits, galletas y tiramisú. Y bizcochos de sémola.
Y hay un plus, cada quince días una oportunidad única: “La Mesa del Panadero”. Para ocho personas como máximo, un menú de once pasos improvisados por el chef Diego Zárate.
Dicen que hay un panadero trucho por La Plata. Nada que ver, hay un chef, dos sommeliers y dos músicos que hacen panes, de primera, una opción diferente.
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