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Naná en el Rosedal

Martes, 24 de mayo de 2016

Las hermanas Reynal estrenaron casa nueva en el ex Paseo de la Infanta, vecino al Rosedal de Palermo. En este Naná, al igual que el de Vicente López, ofrecen una cocina de alto nivel de la mano del chef Hernán Gipponi.

Naná- Avenida Del Libertador 3887 Arcos 9 Rosedal- Teléfono: 4776-8034. Abierto de martes a domingos mediodía y noche.

Tipo de Cocina: Mediterránea, de Autor

Barrio: Palermo

Precios: $$$


Si hay algo que puede decirse de las hermanas Paula y Sofía Reynal es que saben hacer las cosas muy bien. El éxito de su Naná de Vicente López, ha llevado a la apertura de su segunda casa, en el Rosedal de Palermo, más específicamente en el Paseo de los Arcos.

Y además demuestran tener ojo clínico al momento de elegir a sus chefs. Desde hace varios meses, tomó las riendas de la brigada el laureado Hernán Gipponi, a quien conocimos en Tipula, su restaurante de Martínez. Como es sabido, luego abrió HG Restaurante en el Hotel Fierro.

Se extrañaban sus arroces, una especialidad en la que sigue destacándose, además de muchos platos de onda mediterránea que trajo consigo de su paso por España. También se lo vio en el Canal Volver haciendo su programa "Destapando la Historia", uno de los más serios y atrayentes dentro de lo que se puede rescatar de una tele subvaluada cuando se trata de gastronomía.

El restaurante cuenta con un salón ubicado bajo las vías del tren, en un ambiente informal y manteniendo la misma onda piola de su hermano mayor de Vicente López.

Naná Rosedal abre desde la mañana temprano. A la hora del almuerzo, hay algunas entradas de la carta principal, así como ensaladas, sándwiches, cinco platos principales y postres.

NANÁ DEL ROSEDAL ES UNA NUEVA OPCIÓN PARA DISFRUTAR DEL PASEO DE LOS ARCOS, ASÍ COMO LA EXCELENTE COCINA DEL CHEF HERNÁN GIPPONI.  

El repertorio salido de la imaginación y el talento de Gipponi, se puede apreciar con mayor significación a la noche. El paté con chutney de damascos y pan de pasas y nueces es una tentación ineludible siempre que vamos a comer a Naná.

Pero hay mucho más en materia de entradas o "pequeños platos", tal como especifica la carta: burrata con tomates asados, aceitunas secas, palta, limón confitado y foccacia de papa; truchón al leño con manzana, queso, lima e hinojo; boquerones en tempura de acelga roja con alioli de ají y hierbas frescas; jamón crudo y pantumaca; croquetas de morcilla, manzana y morrones asados; huevo a 63º con hummus, chipirones, langostinos con mayonesa de cabutia y tomate asado.

Luego llegan los platos fuertes, con un plato emblema de la casa y del propio Gipponi: arroz orgánico de Formosa con langostinos, panceta, hongos, puerro y espinaca. Otra opción es el arroz carnaroli con mollejas, morcilla, chauchas y verdeo.

Hay además variedades de remolacha con gravlax de trucha, pickles de cebolla roja, huevo apanado, maní tostado y verdfes; ravioles de kale con ricota, puerro, almendras, emulsión de zapallitos y crema de limón; pesca de río con humita y espinacas; pesca del día con tomate tigre orgánico, chauchas, maíz cancha y hojas.

Y ternera braseada con gnocchi de sémola, tomates y vegetales salteados, bife de chorizo con puré de zanahoria especiada, papa, limón y garbanzos fritos; cordero patagónico con batata, miel de caña, harissa, pickles de pepino blanco, salsa tahine y yogur.

Los postres son muy originales, nada de lugares comunes. Por ejemplo, duraznos asados, semifreddo de mascapone y crumble de almendras y pistachos; granita de maracuyá con yogur especiado y lychees; o cremoso de chocolate con crema batida y naranja.

Los fines de semana hay tres opciones de brunch: simple, completo y doble. La carta de vinos es muy completa y variada. Y no olvidarse de los tragos, ideales para comenzar la cena. Y el servicio es atento, discreto.

Naná es uno de estos restaurantes (en este caso dos), a los que uno quiere volver siempre, ya que se come bien, se paga lo justo y se disfruta como en pocos lugares. 

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