Ya hemos contado en Fondo de Olla que el sánguche de milanesa es una pasión desmedida entre los tucumanos. En el “Jardín de la República” la “milanga sanguchera” es un manjar que le gana ampliamente a las empanadas, a la humita en chala y a los tamales. Lamentablemente Chacho, su emblema, acaba de cerrar las puertas luego de 40 años.
"Chacho” Leguizamón, bautizado por algunos medios de la provincia como “el hombre que le ganó al Big Mac” fue todo un prócer de los carritos de venta ambulante de milanesas. Lamentablemente el tradicional comercio de avenida Aconquija 12 cerró sus puertas y el local será destinado a otros fines.La fuerte competencia y la desaparición de su creador en marzo de 2010 marcaron la última etapa de este exitoso negocio.
José Norberto Leguizamón, conocido como "Chacho", comenzó a ofrecer sus sánguches de mila en 1962. En sus inicios, cuando todavía estaba de novio con su esposa Estela, atendía en un modesto quiosco metálico cedido por una marca de gaseosas, que había instalado en la estación de servicio de avenida Aconquija y Camino del Perú.
No pasó mucho tiempo, y se convirtió en un emblema de la comida rápida más popular de Tucumán. A fuerza de vender y vender logró montar varios años después el inmenso local de Aconquija primera cuadra, que se convirtió en su reino que acaba de terminar después de 4 décadas.
Como reza en el sitio Críticos del Sánguche, para muchos el de "Chacho" fue el mejor sánguche de Tucumán; para otros, no. Lo cierto es que todos extrañarán de alguna u otra manera el sabor único e irrepetible de este apretado. Algunos más y algunos menos. Aún así, ninguno volverá a probar una cebolla igual, un picante similar ni tampoco volverán a escuchar la famosa pregunta: "¿pesi, manzana o sevená?".
