Dicen que, para ser feliz, hay que comer un tostado de pan dulceViernes, 13 de diciembre de 2024Una usuaria de X compartió una propuesta navideña insólita, patética, inaudita, increíble... agreguen los lectores cualquier adjetivo opuesto a esta estupidez del tostado de pan dulce.
En materia de gastronomía realmente vivimos tiempos difíciles. Y más aún los periodistas que seguimos luchando contra los molinos de viento. Son momentos de mucha imbecilidad, porque hay que convivir con influencers que no tienen una puta idea de nada, pero son capaces de cobrar fortunas por una "historia" en Instagram (por ejemplo, una tal "Chica del Brunch").
Claro que no comenten ningún delito, porque cobrar por una nota no lo es, aunque ello demuestra que si estudiaste Deontología te la llevaste a marzo, o directamente -y así parece- ni siquiera saben de qué se trata la materia que habla de la ética profesional.
Vemos recetas afanadas y quien las chorea tiene 100 millones de seguidores; un gordo chanta, pero simpático, que hace fortunas enseñándonos a preparar un sánguche de jamón y queso, al puro estilo Mallmann cocinando debajo de la Tour Eiffel (https://www.fondodeolla.com/nota/el-ultimo-sanguche-en-paris/.
Va de suyo que la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer. Observamos con espanto que hoy el periodismo pasa por filmar boludeces con el celular, publicar "stories" absurdas en Instagram, elogiar una milanesa, aunque sea más dura que un bife de esos que vendían en "Precios Cuidados".
La estupidez parece no tener límites, pero cuando creés que estos influencers tocaron piso, te das cuenta que se puede caer aún más bajo.
Al grano. Una usuaria de X promociona un sánguche tostado de pan dulce, con jamón y queso. Y pensar que algunos lo justifican diciendo que es algo "creativo".
El pan dulce es de marca Valente, no sea que te vayas a jugar comprando algo de mayor precio y calidad. Y no solo esto, encima te enseña cómo preparar el sánguche.
Aquí va la guía para preparar esta porquería que nos propone una tal Mariel:
Paso 1: comprar pan dulce y jamón y queso. Y sí, ¿con qué cazzo lo vas a hacer sino?
Paso 2: hacer el sanguchito y tostar. No te olvides del tueste, por favor.
Paso 3: "Ser feliz". ¿Vieron qué fácil que con qué poquito podemos ser felices? Y por supuesto, ¿con qué escasas neuronas podés convertirte en un influencer referente de la nueva gastronomía para estúpidos?
En X precisamente se ven dos imágenes, que tomamos como ilustrativas de este editorial. En la primera, están el pan dulce Valente, el jamón y el queso. En la foto de al lado, la obra de arte culinaria junto a un mate.
Una usuaria de X compartió una propuesta navideña insólita, patética, inaudita, increíble... agreguen los lectores cualquier adjetivo opuesto a esta estupidez del tostado de pan dulce.
En materia de gastronomía realmente vivimos tiempos difíciles. Y más aún los periodistas que seguimos luchando contra los molinos de viento. Son momentos de mucha imbecilidad, porque hay que convivir con influencers que no tienen una puta idea de nada, pero son capaces de cobrar fortunas por una "historia" en Instagram (por ejemplo, una tal "Chica del Brunch").
Claro que no comenten ningún delito, porque cobrar por una nota no lo es, aunque ello demuestra que si estudiaste Deontología te la llevaste a marzo, o directamente -y así parece- ni siquiera saben de qué se trata la materia que habla de la ética profesional.
Vemos recetas afanadas y quien las chorea tiene 100 millones de seguidores; un gordo chanta, pero simpático, que hace fortunas enseñándonos a preparar un sánguche de jamón y queso, al puro estilo Mallmann cocinando debajo de la Tour Eiffel (https://www.fondodeolla.com/nota/el-ultimo-sanguche-en-paris/.
Va de suyo que la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer. Observamos con espanto que hoy el periodismo pasa por filmar boludeces con el celular, publicar "stories" absurdas en Instagram, elogiar una milanesa, aunque sea más dura que un bife de esos que vendían en "Precios Cuidados".
La estupidez parece no tener límites, pero cuando creés que estos influencers tocaron piso, te das cuenta que se puede caer aún más bajo.
Al grano. Una usuaria de X promociona un sánguche tostado de pan dulce, con jamón y queso. Y pensar que algunos lo justifican diciendo que es algo "creativo".
El pan dulce es de marca Valente, no sea que te vayas a jugar comprando algo de mayor precio y calidad. Y no solo esto, encima te enseña cómo preparar el sánguche.
Aquí va la guía para preparar esta porquería que nos propone una tal Mariel:
Paso 1: comprar pan dulce y jamón y queso. Y sí, ¿con qué cazzo lo vas a hacer sino?
Paso 2: hacer el sanguchito y tostar. No te olvides del tueste, por favor.
Paso 3: "Ser feliz". ¿Vieron qué fácil que con qué poquito podemos ser felices? Y por supuesto, ¿con qué escasas neuronas podés convertirte en un influencer referente de la nueva gastronomía para estúpidos?
En X precisamente se ven dos imágenes, que tomamos como ilustrativas de este editorial. En la primera, están el pan dulce Valente, el jamón y el queso. En la foto de al lado, la obra de arte culinaria junto a un mate.