¿Se llenan los restaurantes por una buena crítica?Viernes, 14 de octubre de 2016Muchos se preguntan si una buena crítica ayuda a los restaurantes a llenar sus salones. Acá no tenemos una Guía Michelin ni diarios con la injerencia de The New York Times. Por eso todo es relativo.
Sabido es que todos los restaurateurs y chefs se alegran por una buena crítica de la prensa gastronómica. ¿Pero más allá de satisfacer su ego personal, estas notas periodísticas se ven reflejadas en la facturación?
Lo mismo puede decirse de las listas como los 50º Best, que tal vez te llenen un par de semanas para que después todo vuelva a la normalidad. Y como a esta altura pocos son los que se tragan un sapo, más allá de un lindo viajecito latinoamericano, a nadie le mueve la aguja una posición privilegiada en este ranking.
Pero volvamos a lo nuestro, que es la crítica gastronómica. Hubo un tiempo en que los dos diarios más reconocidos tenían una tirada mucho más elevada que la actual. Así, una nota de Alicia Delgado en La Nación, te llenaba el restaurante durante todo el mes.
Aún hoy, las notas en Clarín y el diario de los Mitre siguen teniendo arrastre, pero mucho menos dada la crisis del periodismo gráfico, que está siendo avasallado por las redes sociales y la prensa electrónica.
Aquí no tenemos una Guía Michelin ni una lista transparente y creíble. Tampoco un diario como The New York Times, donde sí se genera una enorme repercusión en el comportamiento del público.
Nos cuenta Dante Liporace, que cuando el diario neoyorquino le publicó una importante nota al Restaurante Tarquino (lamentablemente cerrado por un capricho de su dueña), hubo una temporada de reservas y más reservas, con mucho público extranjero.
Nosotros en la Argentina debemos ser más humildes porque la gravitación de nuestros comentarios es significativamente menor y en eso no hay discusión posible.
Hoy en día, con escasas revistas sobrevivientes, solo quedan como masivas las devaluadas secciones gastronómicas de los diarios y no mucho más. Lo que ocurre en estos casos es que salvo las críticas de la ya citada Alicia Delgado y de Pietro Sorba, se gasta mucho papel en poca sustancia periodística.
Hartos estamos de las figuras mediáticas que se repiten hasta el hartazgo. Es que editores con pocos conocimientos de la gastronomía, les piden a los colegas que incluyan a los chefs conocidos que supuestamente "venden". Y entonces a este grupito les vemos las caras hasta en la sopa.
Así vemos que por el solo hecho de ser ahora popular gracias a la pantalla boba, un chef de relativos méritos profesionales es motivo de una extensa nota en una revista "de los domingos", donde encima lo entrevista un psicólogo. Allí el chef cuenta episodios poco relevantes de su vida, lo que denota una falta de conocimientos del que pregunta y poco que decir del que responde.
Y ni hablar de las pinceladas poéticas del chef incendiario, que te dejan dormido antes de terminar el segundo párrafo de lectura.
Con todo esto queremos significar que de haber mayor criterio periodístico en los medios, podríamos tener alguna influencia en las decisiones del consumidor, que hoy por hoy son casi irrelevantes.
¿Y en Fondo de Olla cómo andamos? Tenemos claro que somos un medio de opinión y dirigido a un público específico. Gracias a la presencia en las redes sociales, la repercusión es a veces asombrosa, porque si bien no podemos tener el alcance de los medios masivos, podemos decir que superamos largamente lo que puede ofrecer la prensa gráfica dedicada al mundo de la gastronomía o de la "buena vida", una categorización que a muchos agrada y a nosotros nos parece desubicada.
Sabemos que una crítica de Fondo de Olla es bienvenida por nuestra fama de ser catalogados erróneamente como los "malos de la película". Peo quizás eso sirva para que mucha gente piense que si elogiamos a alguien, será porque realmente el lugar debe ser muy bueno.
Hay dos casos emblemáticos en nuestra corta vida de seis años y medio. Una es el restaurante de las mal llamadas "monjas de Luján". Es que la nota de "L' Eau Vive" ha sido y sigue siendo una de las más leídas históricamente. Y sabemos que muchos lectores han ido a comer porque les interesó la propuesta.
La segunda es más reciente. Se trata de Al Fares, el restaurante de los inmigrantes sirios que despertó gran interés por la historia de vida que contamos, acompañada por una comida que la familia Baduan nos ofrece como si fuera servida en su propia casa y a un precio más que accesible.
Hatam, chef propietario de Al Fares, para nuestra sorpresa nos reconoció que tras la nota de Fondo de Olla tuvo días de lleno completo. La situación los superó en algún momento, dado que no estaban acostumbrados a ese grado de exigencia.
Pero son excepciones que confirman la regla. Estamos felices por la repercusión de nuestro portal, al que hemos tratado de profesionalizar después de haber comenzado como un modesto blog.
De manera que retomando el meollo del asunto, por la crisis que viven los medios masivos y la falta de revistas del sector de gastronomía, los medios electrónicos van posicionándose cada vez más, sobre todo en un nicho de mercado muy definido.
Nadie se va a salvar por una buena nota periodística, aunque siempre es favorable tenerla.
Nos alegra que existan muchos lectores que tienen en cuenta nuestros comentarios, más que las posiciones en listas mentirosas o en medios que solo se limitan a practicar el elogio fácil.
Por eso también De Dios Editores ha publicado la Guía de Mano 500 Restaurantes, Bares y Comida al Paso de Buenos Aires, que nos permite llegar al público a llegar a las librerías y cumplir un viejo sueño personal.
Para finalizar y refiriéndonos a la pregunta del título, la respuesta es muy categórica: "no". Los restaurantes no se llenan por una buena crítica. Sí ayudan, claro. Solo que los lectores ya saben a quiénes hacerles caso y a quiénes no. Y eso es lo más importante.
Muchos se preguntan si una buena crítica ayuda a los restaurantes a llenar sus salones. Acá no tenemos una Guía Michelin ni diarios con la injerencia de The New York Times. Por eso todo es relativo.
Sabido es que todos los restaurateurs y chefs se alegran por una buena crítica de la prensa gastronómica. ¿Pero más allá de satisfacer su ego personal, estas notas periodísticas se ven reflejadas en la facturación?
Lo mismo puede decirse de las listas como los 50º Best, que tal vez te llenen un par de semanas para que después todo vuelva a la normalidad. Y como a esta altura pocos son los que se tragan un sapo, más allá de un lindo viajecito latinoamericano, a nadie le mueve la aguja una posición privilegiada en este ranking.
Pero volvamos a lo nuestro, que es la crítica gastronómica. Hubo un tiempo en que los dos diarios más reconocidos tenían una tirada mucho más elevada que la actual. Así, una nota de Alicia Delgado en La Nación, te llenaba el restaurante durante todo el mes.
Aún hoy, las notas en Clarín y el diario de los Mitre siguen teniendo arrastre, pero mucho menos dada la crisis del periodismo gráfico, que está siendo avasallado por las redes sociales y la prensa electrónica.
Aquí no tenemos una Guía Michelin ni una lista transparente y creíble. Tampoco un diario como The New York Times, donde sí se genera una enorme repercusión en el comportamiento del público.
Nos cuenta Dante Liporace, que cuando el diario neoyorquino le publicó una importante nota al Restaurante Tarquino (lamentablemente cerrado por un capricho de su dueña), hubo una temporada de reservas y más reservas, con mucho público extranjero.
Nosotros en la Argentina debemos ser más humildes porque la gravitación de nuestros comentarios es significativamente menor y en eso no hay discusión posible.
Hoy en día, con escasas revistas sobrevivientes, solo quedan como masivas las devaluadas secciones gastronómicas de los diarios y no mucho más. Lo que ocurre en estos casos es que salvo las críticas de la ya citada Alicia Delgado y de Pietro Sorba, se gasta mucho papel en poca sustancia periodística.
Hartos estamos de las figuras mediáticas que se repiten hasta el hartazgo. Es que editores con pocos conocimientos de la gastronomía, les piden a los colegas que incluyan a los chefs conocidos que supuestamente "venden". Y entonces a este grupito les vemos las caras hasta en la sopa.
Así vemos que por el solo hecho de ser ahora popular gracias a la pantalla boba, un chef de relativos méritos profesionales es motivo de una extensa nota en una revista "de los domingos", donde encima lo entrevista un psicólogo. Allí el chef cuenta episodios poco relevantes de su vida, lo que denota una falta de conocimientos del que pregunta y poco que decir del que responde.
Y ni hablar de las pinceladas poéticas del chef incendiario, que te dejan dormido antes de terminar el segundo párrafo de lectura.
Con todo esto queremos significar que de haber mayor criterio periodístico en los medios, podríamos tener alguna influencia en las decisiones del consumidor, que hoy por hoy son casi irrelevantes.
¿Y en Fondo de Olla cómo andamos? Tenemos claro que somos un medio de opinión y dirigido a un público específico. Gracias a la presencia en las redes sociales, la repercusión es a veces asombrosa, porque si bien no podemos tener el alcance de los medios masivos, podemos decir que superamos largamente lo que puede ofrecer la prensa gráfica dedicada al mundo de la gastronomía o de la "buena vida", una categorización que a muchos agrada y a nosotros nos parece desubicada.
Sabemos que una crítica de Fondo de Olla es bienvenida por nuestra fama de ser catalogados erróneamente como los "malos de la película". Peo quizás eso sirva para que mucha gente piense que si elogiamos a alguien, será porque realmente el lugar debe ser muy bueno.
Hay dos casos emblemáticos en nuestra corta vida de seis años y medio. Una es el restaurante de las mal llamadas "monjas de Luján". Es que la nota de "L' Eau Vive" ha sido y sigue siendo una de las más leídas históricamente. Y sabemos que muchos lectores han ido a comer porque les interesó la propuesta.
La segunda es más reciente. Se trata de Al Fares, el restaurante de los inmigrantes sirios que despertó gran interés por la historia de vida que contamos, acompañada por una comida que la familia Baduan nos ofrece como si fuera servida en su propia casa y a un precio más que accesible.
Hatam, chef propietario de Al Fares, para nuestra sorpresa nos reconoció que tras la nota de Fondo de Olla tuvo días de lleno completo. La situación los superó en algún momento, dado que no estaban acostumbrados a ese grado de exigencia.
Pero son excepciones que confirman la regla. Estamos felices por la repercusión de nuestro portal, al que hemos tratado de profesionalizar después de haber comenzado como un modesto blog.
De manera que retomando el meollo del asunto, por la crisis que viven los medios masivos y la falta de revistas del sector de gastronomía, los medios electrónicos van posicionándose cada vez más, sobre todo en un nicho de mercado muy definido.
Nadie se va a salvar por una buena nota periodística, aunque siempre es favorable tenerla.
Nos alegra que existan muchos lectores que tienen en cuenta nuestros comentarios, más que las posiciones en listas mentirosas o en medios que solo se limitan a practicar el elogio fácil.
Por eso también De Dios Editores ha publicado la Guía de Mano 500 Restaurantes, Bares y Comida al Paso de Buenos Aires, que nos permite llegar al público a llegar a las librerías y cumplir un viejo sueño personal.
Para finalizar y refiriéndonos a la pregunta del título, la respuesta es muy categórica: "no". Los restaurantes no se llenan por una buena crítica. Sí ayudan, claro. Solo que los lectores ya saben a quiénes hacerles caso y a quiénes no. Y eso es lo más importante.