Sabores honestos desde PakistánLunes, 23 de octubre de 2017Shehryar Sumar nació en Karachi, Pakistán, hace 44 años, y aprendió a cocinar desde muy chico. Con su olfato y vista condimenta los platos, en los que nunca faltan las especias básicas para cualquier curry: coriandro, cúrcuma, comino, chile rojo y sal.
Kebab Roll- Honduras 5761. Teléfono: 4946-5113. Abre de lunes a viernes de 11:30 a 15:30 y de 18:30 a 1:30. Sábados de 18:30 a 4 y domingos hasta la 1:30. Acepta tarjetas Visa y Amex.
Tipo de Cocina: Asiática
Barrio: Palermo
Precio: $$$
Shehryar Sumar nació en Karachi, Pakistán, hace 44 años, y aprendió a cocinar desde muy chico. Con su olfato y vista condimenta los platos, en los que nunca faltan las especias básicas para cualquier curry: coriandro, cúrcuma, comino, chile rojo y sal.
Shehryar Sumar es el dueño y cocinero de Kebab Roll, un lugarcito de comida asiática casera. Su personalidad viajera y oriental se plasma en el local descontracturado: una pequeña barra con bancos, música reggae sonando desde un buen equipo, luces cálidas y hojas en blanco colgadas que anuncian los platos disponibles, que cambian según su capricho diariamente.
Suele haber entradas como samosas (una "empanada" frita rellena de papa, espinaca, carne, coliflor, arvejas o garbanzos y tomate), pakoras (de papa o espinaca y cebolla morada con chutneys), y platos principales como el kebab roll de carne macerada o langostinos, y otros ingredientes, envuelto en paratha, pan plano (en combo con pakoras o papas fritas con masala, y agua, gaseosa o cerveza, $ 160/ $ 180).
Lo mejor es una variedad de curries o dál (lentejas amarillas y turcas) con arroz basmati y salsitas caseras. Siempre hay una opción vegana ($ 125), otra de carne y otra de pollo ($ 180). Los sirve en envase y con cubiertos descartables, fiel al espíritu relajado, para llevar o comer en la barra.
Tienen un sabor único, ya que los prepara a ojo y antojo. Es casi imposible volver y probar un plato con el mismo sabor que tuvo otro día, pero nunca va a decepcionar.
Para beber, chai frío ($ 40), lassi (yogur bebible de mango o papaya, con cardamomo, $ 80), cerveza artesanal tirada ($ 65), gaseosas y agua.
Y de postre, halva de zanahoria con pistacho y cardamomo, o firni de arroz, leche, almendras y agua de rosas ($ 90 la porción para dos personas).
Shehryar viajó muchísimo con sus padres, y a los 18 años se fue a Estados Unidos a estudiar Filosofía y luego Derecho. Se recibió de ambos, pero se hartó del Primer Mundo, de la vida profesional y del consumo masivo.
No entra en su lógica tirar comida, por eso siempre ofrece los platos preparados ese día o el anterior y pasados más de dos días, se los come él. En nuestra opinión, no hay nada mejor que un curry hecho hace unos días, cuando las especias ya se concentraron.
Hace una década llegó a Buenos Aires y hace cuatro años comenzó su proyecto gastronómico, primero itinerante, y hace unos meses abrió su local en pleno Palermo Hollywood.
Lo visitan paladares curiosos y amigos del dueño, quien está casi siempre de buen humor. Por su naturaleza inquieta y relajada al mismo tiempo, por sus precios y sus sabores honestos, hay que visitar Kebab Roll. Y no vas a poder evitar volver.
Shehryar Sumar nació en Karachi, Pakistán, hace 44 años, y aprendió a cocinar desde muy chico. Con su olfato y vista condimenta los platos, en los que nunca faltan las especias básicas para cualquier curry: coriandro, cúrcuma, comino, chile rojo y sal.
Kebab Roll- Honduras 5761. Teléfono: 4946-5113. Abre de lunes a viernes de 11:30 a 15:30 y de 18:30 a 1:30. Sábados de 18:30 a 4 y domingos hasta la 1:30. Acepta tarjetas Visa y Amex.
Tipo de Cocina: Asiática
Barrio: Palermo
Precio: $$$
Shehryar Sumar nació en Karachi, Pakistán, hace 44 años, y aprendió a cocinar desde muy chico. Con su olfato y vista condimenta los platos, en los que nunca faltan las especias básicas para cualquier curry: coriandro, cúrcuma, comino, chile rojo y sal.
Shehryar Sumar es el dueño y cocinero de Kebab Roll, un lugarcito de comida asiática casera. Su personalidad viajera y oriental se plasma en el local descontracturado: una pequeña barra con bancos, música reggae sonando desde un buen equipo, luces cálidas y hojas en blanco colgadas que anuncian los platos disponibles, que cambian según su capricho diariamente.
Suele haber entradas como samosas (una "empanada" frita rellena de papa, espinaca, carne, coliflor, arvejas o garbanzos y tomate), pakoras (de papa o espinaca y cebolla morada con chutneys), y platos principales como el kebab roll de carne macerada o langostinos, y otros ingredientes, envuelto en paratha, pan plano (en combo con pakoras o papas fritas con masala, y agua, gaseosa o cerveza, $ 160/ $ 180).
Lo mejor es una variedad de curries o dál (lentejas amarillas y turcas) con arroz basmati y salsitas caseras. Siempre hay una opción vegana ($ 125), otra de carne y otra de pollo ($ 180). Los sirve en envase y con cubiertos descartables, fiel al espíritu relajado, para llevar o comer en la barra.
Tienen un sabor único, ya que los prepara a ojo y antojo. Es casi imposible volver y probar un plato con el mismo sabor que tuvo otro día, pero nunca va a decepcionar.
Para beber, chai frío ($ 40), lassi (yogur bebible de mango o papaya, con cardamomo, $ 80), cerveza artesanal tirada ($ 65), gaseosas y agua.
Y de postre, halva de zanahoria con pistacho y cardamomo, o firni de arroz, leche, almendras y agua de rosas ($ 90 la porción para dos personas).
Shehryar viajó muchísimo con sus padres, y a los 18 años se fue a Estados Unidos a estudiar Filosofía y luego Derecho. Se recibió de ambos, pero se hartó del Primer Mundo, de la vida profesional y del consumo masivo.
No entra en su lógica tirar comida, por eso siempre ofrece los platos preparados ese día o el anterior y pasados más de dos días, se los come él. En nuestra opinión, no hay nada mejor que un curry hecho hace unos días, cuando las especias ya se concentraron.
Hace una década llegó a Buenos Aires y hace cuatro años comenzó su proyecto gastronómico, primero itinerante, y hace unos meses abrió su local en pleno Palermo Hollywood.
Lo visitan paladares curiosos y amigos del dueño, quien está casi siempre de buen humor. Por su naturaleza inquieta y relajada al mismo tiempo, por sus precios y sus sabores honestos, hay que visitar Kebab Roll. Y no vas a poder evitar volver.