Se va un año que resultó complicadísimo para la gastronomía. Si habláramos solo la economía de la Argentina, estaríamos minimizando la cuestión. En realidad es un cóctel explosivo en el cual la imposición tributaria es lo más significativo. Pero al mismo tiempo, siempre hay audaces que se animan con las aperturas.
Siempre los idus de año nos provocan nostalgia. Más este 2017 que, gastronómicamente hablando, nos dejó con varios lugares históricos cerrados. Uno en particular, en forma provisoria, si es que se cumple la reapertura del Plaza Hotel, cuyo Grill es algo así como un museo de nuestra cultura a la hora de comer. Habrá que esperar, en el mejor de los casos, tres años hasta comprobar si la ciudad recupera uno de sus sitios emblemáticos.
Pero no fue el único caso. Cerró definitivamente Pedemonte, fundado en 1890, que funcionó en la calle Esmeralda hasta 1976. De ahí en más tuvo su esplendor en la Avenida de Mayo, un cierre y la reapertura en la que por desgracia había desvirtuado su esencia. Este año dejó lugar a otra cervecería y van...
Una vieja crónica del diario La Nación decía: "¿quién preparará la tarta de alcauciles, la brandade de bacalao, el entrecote Marchand, los tournedós a la Rossini y aquel último puchero de grano de pecho?". Eso fue en 2003 y lo repetimos ahora nosotros. La respuesta es: "nadie". Como pasó con La Emiliana en la Avenida Corrientes y Uruguay, Pedemonte ya es historia.
Lincoln, la revelación del 2017.
Y la tercera caída "histórica" fue la del viejo y querido Hermann, uno de los pocos estandartes de la Cocina Alemana que supo tener su cuarto de hora en otras épocas sobre todo con "la" o mejor dicho "las" Münich.
Entre los que nos causaron pesar por tratarse de restaurantes muy recomendables, encontramos a Naná, del Paseo de la Infanta, aunque continúa su original de Vicente López; otro que hizo segunda vuelta y duró poco como Chochán, donde culparon a Edenor por no hacer la obra necesaria para que continuara abierto; Kokoro Sushi en Coronel Díaz; Harturo (en este local como en el de enfrente donde estaba Syrop, pronto funcionarán Aramburu y Aramburu Bis). En este último, podemos dar la primicia: Julio Báez, ex Sofitel Arroyo será el chef. Gran acierto de Gonzalo.
Hubo más: Morriña Porteña dejó su lugar a una mala copia, ya sin la presencia de Manuel Corral Vide. Otros restaurantes dejaron lugar a sus reemplazos: uno es Le Bistrot, porque Patricia Courtois ya no está presente en la Alianza Francesa, donde ahora abrieron los mismos dueños de Fleur de Sel; Bardot, que ahora se llama Cocos y sigue ofreciendo Cocina Peruana de la Selva.
No faltaron los escándalos tampoco. Uno de ellos fue el de Olsen, una creación del chef Germán Martitegui, quien ya no pertenecía a la sociedad y por ende muy rápidamente dijo: "yo no fui". El caso es que un periodista denunció en las redes sociales que había visto pasar ratas al costado de su mesa ubicada en el jardín. Eso bastó para la inminente clausura municipal, pero Olsen nunca reabrió. Una pena.
Tanta, la apertura más esperada del año.
El otro fue Casa Borja, del vasco Borja Blázquez, quien no tuvo suerte con su propio restaurante, en tanto simultáneamente se veía expuesto a una denuncia por haberse apropiado de un nuevo alimento creado en Puerto Madryn.
Por fortuna, donde antes funcionaba Le Point, sobre el palermitano Pasaje Soria, el nuevo año encontrará al nuevo restaurante de Dante Liporace, aún sin nombre confirmado.
Hubo más cierres, claro está. De menor envergadura, pero dentro de ese habitual sube y baja de la restauración porteña.
El primero en abrir en 2017 fue Mishiguene Fayer. Otro golazo de Tomás Kalika. Y entre las novedades, Uptown & the Bronx demostró que se puede ser bar y al mismo tiempo dar de comer de manera excelente. Tuvieron el buen tino de convocar a Dante Liporace a tal fin.
La Cocina Peruana continúa su expansión y sobre fin de año, dio el gran golpe con la esperada apertura de Tanta by Gastón Acurio. Aseguramos que está destinado a ser un éxito. Pero también llegaron La Canoa, con su propuesta selvática, y Puerta del Inca, a través de varios ex empleados de La Rosa Náutica.
Otro punto alto, ya en el Conurbano, en San Isidro, resultó Bestia, con Nacho Trotta (ex Tarquino) al frente y el apuntalamiento nada menos que de Alejandro Féraud.
Reabrió el Club Sueco en la nueva locación de Azopardo y Garay, con su propuesta habitual. También Maurizio De Rosa, propietario de San Paolo, apostó a una nueva fórmula en el local que lleva su apellido, que es mucho más que una pizzería. Y Devoto tuvo otra novedad con Casa Lucca, al igual que en Palermo se inauguraba la primera sucursal de Il Quotidiano.
Bar de Carnes mostró otra faceta en la que se puede lucir el producto emblema del país. Y el bizarro Narda Comedor, algo así como mucho ruido y pocas nueces, pese a lo cual el público lo acompaña, lo que demuestra que hay una parte cholula en cierto sector de la sociedad argentina.
Ya sobre los idus de fin de año, se produjo la apertura de Gorriti Art Center, para comer con música; Niño Gordo (opción de la culinaria asiática de los mismos propietarios de La Carnicería y Chori), y el segundo Aldo's Restorán & Vinoteca, con la nueva propuesta del polifacético chef Maximiliano Matsumoto.
A todos muchas gracias. Alzaremos la copa por brindar por los 21.381 seguidores que han estado junto a nosotros este año y que apuntamos a que sigan acompañándonos. En 2018, prometemos continuar en la brecha ofreciendo la versión menos frívola de la gastronomía argentina.
Este concepto inspirado en la cultura mexicana llega al NH Collection Jousten en Buenos Aires, así como al NH Collection Airport T2 en Ciudad de México, NH Bogotá Pavillon Royal en Colombia y, próximamente, a NH Collection Casacostanera en Santiago de Chile.
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En el subsuelo del Hotel Mio Buenos Aires, la parrilla de Recoleta ofrece una cena por pasos para dos personas, que incluye una entrada, dos platos principales y un postre, con etiquetas seleccionadas de vinos Malbec D.V. Catena.