¿Zuccardi una bodega K?Martes, 30 de octubre de 2018El porqué tiene sus razones. ¿Por qué la Bodega Zuccardi no aparece nunca en Fondo de Olla?, se explica en este comentario de mi colega Diego Bigongiari, publicado en su columna ¿Con una copa de más? , que compartimos con su anuencia.
Cuando hace unos meses Sebastián Zuccardi me escribió un cordial mail explicándome que dejaban de participar en mi guía de vinos por el "cariz político" que había tomado (en referencia a la tapa edición 2017, supongo) tomé por buena esa explicación. Pero luego me enteré de cosas que me abren, más que cierran, interrogantes.
Ya en la primera edición de mi guía Austral Spectator 2004 tuve un primer roce con la familia Zuccardi por la frase que cité en la introducción a la Argentina dicha por uno de esos enólogos que pasan más tiempo volando entre continentes que en bodega: "La Argentina tiene terroirs superiores a los de Chile, California, Australia o cualquier otro lugar del Nuevo o Viejo Mundo. Pero tiene un problema grave: los argentinos". El entonces gerente de la Unión Vitivinícola Argentina Sergio Villanueva, muy cercano a José Zuccardi, me llamó por teléfono para darme una perorata acerca de porqué no se podía escribir algo así: no le corté porque me causaba gracia escuchar esos argumentos protodemocráticos. Por otra parte, nuestra historia en la siguiente década demostró de sobra lo atinada de esa cita. No obstante, durante 14 años recibí muestras de la bodega Zuccardi y más de una vez tuvieron vinos Top y los más altos puntajes con los aceites de oliva que elabora Miguel Zuccardi. Nunca anunciaron en mi guía salvo aquél desastroso año en que ofrecí un anuncio gratis a todos los productores de aceite de oliva, incluídos aquellos como Zuccardi que seguramente no necesitaban de ese apoyo. Estuve más de una vez en la bodega hoy Santa Julia y desde un principio difundí los espumantes Alma 4 de Sebastián. Pero no fui invitado a la inauguración de la nueva bodega Piedra Infinita, lo que hoy considero un blasón honorífico.
Hace unos días, un testigo presencial me comentó que la gerente comercial de Familia Zuccardi, la señora Ana Amitrano (ex mujer de José Zuccardi y madre de Sebastián y Miguel, para los ajenos al mundillo del vino) en una presentación de sus vinos de alta gama en Rosario en agosto de 2016 cuando se habló de los aumentos de precio en los vinos dijo textualmente "nosotros aumentamos un 75%; lo vamos a hacer cagar a Macri". Estupefacto, fui a ver por vez primera la página de facebook de la señora Amitrano y pude constatar que abunda en posteos poco amigables con la administración Macri lo que torna verosímil no sólo esa frase sino otra que habría dicho a otra persona en su bodega, reconociéndose kirchnerista de la primera hora. Entiendo ahora que no recibo más vinos y aceites Zuccardi no por un "cariz político" sino por ser antikirchnerista e impopulista. Alguien que conoce bien a los Zuccardi me dice que la señora Amitrano es mucho más pro-K que su ex marido y sus hijos.
El problema no es tanto las ideas políticas de la señora Amitrano sino que su nueva bodega familiar en Valle de Uco (que costó según dicen unos 10 millones de dólares, hay quien dice 15 millones) fue construida con financiación: ninguna bodega argentina dispone de esos capitales en propio. Se rumorea que fue un préstamo del gobierno CFK. La única institución pública que financia al sector, el Fondo de Transformación Vitivinícola, ofrece financiación para mallas antigranizo y cosas por el estilo pero no dispone de cifras de esa envergadura. Si se trató de financiación privada, sería interesante saber qué banco o financista invirtió esa suma en un momento (2013) en que buena parte de las bodegas argentinas estaban en venta. Si fue un crédito público, es decir dinero de los contribuyentes, sería menester que se supiera quién y cómo lo otorgó, en qué monto y plazos, con cuáles garantías y tasas de interés y si hubiera o hubiese habido que oblar algún retorno por ello. Y también si otros productores del sector recibieron préstamos equivalentes que hasta donde se, no existieron. Es llamativo que una bodega que por lo que dice resultó tan cara tenga una capacidad relativamente modesta, de bastante menos de un millón de litros.
Con excepción de las autoritarias, respeto todas las ideas políticas y jamás en un debate político recurro a insultos, groserías ni argumentos ad hominem. Más allá de los modales del kirchnerismo (tema al que dediqué el libro Guarangadas K) hoy queda poco dudar acerca del latrocinio que acometieron. Y de su inveterado autoritarismo dan fe recientes declaraciones lacamporistas acerca de lo que harían con la prensa y la justicia si volvieran al poder a chavizarnos. Cosa que naturalmente sólo podría ocurrir sobre mi cuerpo muerto... y el de muchos otros ciudadanos republicanos y democráticos defensores de la Constitución Nacional.
D.B.
El porqué tiene sus razones. ¿Por qué la Bodega Zuccardi no aparece nunca en Fondo de Olla?, se explica en este comentario de mi colega Diego Bigongiari, publicado en su columna ¿Con una copa de más? , que compartimos con su anuencia.
Cuando hace unos meses Sebastián Zuccardi me escribió un cordial mail explicándome que dejaban de participar en mi guía de vinos por el "cariz político" que había tomado (en referencia a la tapa edición 2017, supongo) tomé por buena esa explicación. Pero luego me enteré de cosas que me abren, más que cierran, interrogantes.
Ya en la primera edición de mi guía Austral Spectator 2004 tuve un primer roce con la familia Zuccardi por la frase que cité en la introducción a la Argentina dicha por uno de esos enólogos que pasan más tiempo volando entre continentes que en bodega: "La Argentina tiene terroirs superiores a los de Chile, California, Australia o cualquier otro lugar del Nuevo o Viejo Mundo. Pero tiene un problema grave: los argentinos". El entonces gerente de la Unión Vitivinícola Argentina Sergio Villanueva, muy cercano a José Zuccardi, me llamó por teléfono para darme una perorata acerca de porqué no se podía escribir algo así: no le corté porque me causaba gracia escuchar esos argumentos protodemocráticos. Por otra parte, nuestra historia en la siguiente década demostró de sobra lo atinada de esa cita. No obstante, durante 14 años recibí muestras de la bodega Zuccardi y más de una vez tuvieron vinos Top y los más altos puntajes con los aceites de oliva que elabora Miguel Zuccardi. Nunca anunciaron en mi guía salvo aquél desastroso año en que ofrecí un anuncio gratis a todos los productores de aceite de oliva, incluídos aquellos como Zuccardi que seguramente no necesitaban de ese apoyo. Estuve más de una vez en la bodega hoy Santa Julia y desde un principio difundí los espumantes Alma 4 de Sebastián. Pero no fui invitado a la inauguración de la nueva bodega Piedra Infinita, lo que hoy considero un blasón honorífico.
Hace unos días, un testigo presencial me comentó que la gerente comercial de Familia Zuccardi, la señora Ana Amitrano (ex mujer de José Zuccardi y madre de Sebastián y Miguel, para los ajenos al mundillo del vino) en una presentación de sus vinos de alta gama en Rosario en agosto de 2016 cuando se habló de los aumentos de precio en los vinos dijo textualmente "nosotros aumentamos un 75%; lo vamos a hacer cagar a Macri". Estupefacto, fui a ver por vez primera la página de facebook de la señora Amitrano y pude constatar que abunda en posteos poco amigables con la administración Macri lo que torna verosímil no sólo esa frase sino otra que habría dicho a otra persona en su bodega, reconociéndose kirchnerista de la primera hora. Entiendo ahora que no recibo más vinos y aceites Zuccardi no por un "cariz político" sino por ser antikirchnerista e impopulista. Alguien que conoce bien a los Zuccardi me dice que la señora Amitrano es mucho más pro-K que su ex marido y sus hijos.
El problema no es tanto las ideas políticas de la señora Amitrano sino que su nueva bodega familiar en Valle de Uco (que costó según dicen unos 10 millones de dólares, hay quien dice 15 millones) fue construida con financiación: ninguna bodega argentina dispone de esos capitales en propio. Se rumorea que fue un préstamo del gobierno CFK. La única institución pública que financia al sector, el Fondo de Transformación Vitivinícola, ofrece financiación para mallas antigranizo y cosas por el estilo pero no dispone de cifras de esa envergadura. Si se trató de financiación privada, sería interesante saber qué banco o financista invirtió esa suma en un momento (2013) en que buena parte de las bodegas argentinas estaban en venta. Si fue un crédito público, es decir dinero de los contribuyentes, sería menester que se supiera quién y cómo lo otorgó, en qué monto y plazos, con cuáles garantías y tasas de interés y si hubiera o hubiese habido que oblar algún retorno por ello. Y también si otros productores del sector recibieron préstamos equivalentes que hasta donde se, no existieron. Es llamativo que una bodega que por lo que dice resultó tan cara tenga una capacidad relativamente modesta, de bastante menos de un millón de litros.
Con excepción de las autoritarias, respeto todas las ideas políticas y jamás en un debate político recurro a insultos, groserías ni argumentos ad hominem. Más allá de los modales del kirchnerismo (tema al que dediqué el libro Guarangadas K) hoy queda poco dudar acerca del latrocinio que acometieron. Y de su inveterado autoritarismo dan fe recientes declaraciones lacamporistas acerca de lo que harían con la prensa y la justicia si volvieran al poder a chavizarnos. Cosa que naturalmente sólo podría ocurrir sobre mi cuerpo muerto... y el de muchos otros ciudadanos republicanos y democráticos defensores de la Constitución Nacional.
D.B.