De la conjunción de dos profesionales con trayectoria - Mariana Achával y Lorena Papasergio - nació hace escasos meses Alegra, un bistró donde comer platos sencillos y ricos. Para darte un Alegrón a precio muy conveniente.
Alegra Restaurante & Vinería - Olleros 3891 Buenos Aires - Teléfono: 4554-4555. Principales tarjetas.
Tipo de Cocina: Mediterránea
Barrio: Chacarita
Precio: $$$
El barrio: Chacarita. Una esquina en ochava donde se unen Olleros y Fraga. Allí funcionaba Rita y hoy está Alegra. El bistró que abrió sus puertas hace pocas semanas, fue idea de dos profesionales de la gastronomía y amigas en la vida diaria.
Mariana Achával es sommelier y docente de C.A.V.E., también junto a Valeria Mortara dueña de la marca Bienconvino, que elaboran con la asesoría del enólogo Marcelo Pelleriti.
Lorena Papasergio es quien comparte el desarrollo de Alegra manejando la cocina. Trabajó en Los Notros, donde fue chef ejecutiva; tuvo un cargo operativo en 878 y también comandó la propuesta del Restaurante Patagonia en Ciudad de México.
El eslogan de la casa es: Comer, Amar, Compartir, Vivir. Alegra es bien simple, sus comidas ricas y para darte un Alegrón completo, se paga lo justo y razonable.
Precisamente, los Alegrones forman parte de la propuesta ideada por Lorena: están hechos con pan de miga, se los tuesta y enrolla. Los ingredientes varían según las cuatro opciones ofrecidas. Los hay de quesos y cantimpalo; de berenjenas a la parmesana; de pollo, pimiento, cebolla, zanahoria asada y queso de cabra; o el que pedimos de bresaola, queso brie, rúcula, tomates y pesto. Salen acompañados con papas cuña.
En el mismo capítulo del menú están los "sánguches", como el de ciabatta con salame, ricota, hierbas, olivas negras y tomate; focaccia rellena de vegetales asados, parmesano y aceitunas; o el pebete de peceto, queso brie, cebollas encurtidas, hojas verdes y alioli. También van con papas cuña.
Los platos de "Nuestra Cocina" incluyen cuatro entradas, otros tantos principales y tres postres.
En el primer caso, pinchos de queso halloumi asado, caponata y salsa picante; ensalada de hojas amargas, hinojo fresco, naranja, remolachas asadas, cebollas encurtidas y maíz crocante; croquetas de morcilla (muy sabrosas) con ensalada de hojas verdes, peras asadas y almendras tostadas; u otra ensalada de palta, tomates, granos de choclo, cebolla y hojas aromáticas.
Principales: pesca del día en papillote; ravioles de crema de brócoli, tomates frescos y aceite de oliva extravirgen; pechuga de pollo a la chapa con vegetales asados, limón y maní; o bife de chorizo con chimichurri y papas cuña.
La paleta helada de limón y chocolate, refresca en estos días del verano que agobia en Buenos Aires. Además, hay flan napolitano de dulce de leche, y tortas de zanahorias "alegres".
Ofrecen un menú de mediodía, que incluye entrada, principal, bebida y café Segafredo, o bien se puede cambiar la entrada por fruta, a solo $ 310 (precio de diciembre de 2018). Y los sábados, el brunch Olleros y Fraga, muy completoa $ 410.
Alegra funciona también como "vinería", de manera tal que a los recomendados de la carta (que cambian mensualmente) se agregan los que ocupan las góndolas a precio muy accesible (dice Mariana que los colegas y amigos no pagan el descorche).
Por supuesto, que está disponible toda la línea de Biencovino. Cada botella lleva en la contraetiqueta una receta de chefs reconocidos como Maximiliano Matsumoto, Olivier Falchi y Patricio Negro, entre otros.
La casa tampoco se cobra servicio de mesa. Hay aperitivos y café Segafredo, como se dijo. La atención personalizada de Mariana Achával es otro toque de distinción.
Para comer y compartir, una propuesta que puede englobarse en cuatro palabras: elogio de la sencillez.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.
Siempre me fascinó Winston Leonard Spencer Churchill, no por sus ideas políticas, pero sí por muchas otras razones. Quizás una de ellas es que nació el mismo día que yo, un 30 de noviembre. Muchas de sus frases pasaron a la historia, y se sabe tanto de su papel durante la Segunda Guerra Mundial como de sus gustos de sibarita. Era fumador de habanos, como se lo puede ver en las fotos de época, pero también se convirtió en un bebedor empedernido y un gourmand. Winston Club le rinde homenaje con un bar en la planta baja, y un living speakeasy escaleras arriba. La cocina del chef Jonás Alba luce impecable en este lugar, uno de los escasos muy british que podemos encontrar en Buenos Aires.