Un gran descubrimiento. Un gran chef, nobles productos y una propuesta que halaga nuestros sentidos. Lo de Fran nos sorprendió en una Mar del Plata que viene creciendo gastronómicamente en los últimos años. Una oda al Mar Argentino.
Lo de Fran - Avenida de los Trabajadores (ex Peralta Ramos) 151 Mar del Plata - Teléfono: 0223 538 5034 - Abierto lunes, miércoles, jueves y sábados mediodía y noche; martes noche; domingos mediodía. Principales tarjetas.
Tipo de Cocina: De Mar
Barrio: Puerto Mar del Plata
Precio: $$$
Hay un Francisco famoso que se autobautizó así cuando lo nombraron Papa. Como en más de 2.000 años de historia a nadie se lo ocurrió antes, Francisco no es I ni II, ni III. Solo Francisco a secas.
Pues bien a este tocayo de Su Santidad, en confianza llamado Fran, le rezamos para agradecerle que en febrero de este año se le ocurriera abrir un restaurante que lleva su nombre en un pequeño local, otrora ocupado por Viento en Popa, que es una verdadera oda a nuestro Mar Argentino. Merece llamarse Francisco (o Fran) II.
La propuesta de Francisco Rosat es simple: excelente producto cuidadosamente tratado. Elogio de la simpleza. Basta encontrar algunos puntos de coincidencia con Sarasanegro, para entender la calidad de este restaurante ubicado frente al puerto marplatense, del lado de afuera, donde se come mucho mejor que cerca de la banquina.
Rosat (apellido italiano del Alto Adige), no es ningún improvisado. Pese a su juventud, pasó por las huestes de Martín Berasategui (la "colimba" de la gastronomía), así como otros lugares de Europa(Alemania), además de la isla de Tenerife.
Ya nos habían hablado muy bien de este lugar (Julián de Dios por caso), pero Leo Jaciuk (chef del NH Provincial) nos terminó de convencer. No podíamos dejar la ciudad sin conocer Lo de Fran.
El restaurante está sobre la avenida costanera que ha cambiado de nombre (de los Trabajadores por Peralta Ramos). "Lungomare", dirían en Italia. La impronta peninsular está presente en las recetas escritas en la lengua del Dante sobre las paredes del local.
La cocina de Fran tiene la grandeza de lo simple. "Producto" nos dice como carta de presentación. Pero cuántas veces hemos visto y comprobado que algunos cocineros hacen pelota el mejor producto, ya sea por ignorantes, ya por excéntricos, ya por pretenciosos.
La carta tiene como protagonista principal a los pescados y mariscos. Hay una milanesa para un pequeño, algún lomo si alguien no quiere comer frutos de mar. Pero en este caso, recomendamos que vayan a otro lado.
La degustación comenzó con unas tostaditas con tomate aparte, para que armemos nuestras propias bruschetas. Las anchoas que llegaron a la mesa resultaron impecables: carnosas, de textura firme, sabor profundo. Luego de esto, comer las que vienen en frasquitos, apretadas y destruidas por el envase sería todo un castigo.
Trillas despinadas.
Las rosadas trillas perfectamente despinadas, fueron un regalo fuera de carta. Una delicia que pocos han podido disfrutar fuera de lugares puntuales como éste.
Alguna vez Roberto Gallina, nuestro amigo experto en pescados, nos dijo que siempre que se pueda hay que optar por el pescado crudo. Así que es que nos hicimos fanáticos de los tiraditos. Este que nos mandó Fran a la mesa estaba sutilmente sazonado, con su leve picor que puede potenciarse a gusto del cliente.
Tiradito bien tirado.
El siguiente paso era un exquisito salmorejo (plato típico de la Córdoba española), en versión propia del chef. Clásica sopa fría pariente del gazpacho, que en este caso alcanzaba ribetes voluptuosos gracias a la ventresca de pez limón.
Salmorejo con ventresca de pez limón.
Los chipirones a la plancha, tiernísimos, sabiamente sazonados, son uno de los platos más requeridos de la casa. Ahora entendemos por qué.
Chipirones con papas.
Suma y sigue. Langostinos apenas cocidos de un lado, homenaje a la gastronomía vasca moderna, de magnífica textura y sabor intenso. La materia prima de alta calidad llevada a su máxima expresión de sencillez.
Langostinos "vascos".
Y faltaba aún el pescado blanco. Elegimos abadejo, nuestro congrio del Atlántico. Apenas cocido como corresponde, acompañado por espárragos mini, porotos negros y espinaca.
Abadejo con espinaca, espárragos babies y porotos negros.
La carta de Lo de Fran no tiene postres. El chef los cambia con frecuencia. Esta vez eran unos carnosos duraznos amarillos cocidos, con almíbar y helado. Nada de ese almibarado de lata tan desagradable, sino por el contrario un contraste en ese dulzor con la acidez propia de la fruta.
Se acompañó con el Albariño de Las Perdices. Hay buenas opciones a precios amigables. Recomendamos el Rosell Boher Rosé, ideal para toda la comida.
Va de suyo que nos quedaron algunos platos por probar, que ameritan otro viaje pronto a Mar del Plata: croquetas de pescado, tiradito de atún rojo, mejillones a la marinera, risotto del día para compartir, pulpo por peso, parrillada mixta de pescados y platos del día.
Si alguien piensa que exageramos un ápice, vayan a Lo de Fran y serán felices.
La chef ejecutiva de Casa Cavia, Julieta Caruso, renovó el menú de mediodía con una propuesta que permite pedir a la carta o bien elegir entre menús de pasos. A ello, se suma la coctelería creativa de la bartender Flavia Arroyo y una selección notable de vinos a cargo de Delvis Huck. La dirección general es de Guadalupe García Mosqueda.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.