Adiós a Elisabeth ChecaSábado, 8 de octubre de 2022Transitó con dignidad una cruel enfermedad, que no le impidió del todo seguir disfrutando de lo que más le gustaba: el vino. Fue una de las pioneras del periodismo gastronómico local. Dueña de un estilo particular, se la recordará por su pasión por esta actividad que nos tocó en suerte compartir en los últimos 25 años.
Ya no era tan asidua, en los últimos meses, a los encuentros en que solíamos encontrarnos una y otra vez para probar vinos, comer en restaurantes de variados estilos de cocina, compartir viajes.
Pero todos sabíamos que estaba pasando por un difícil trance de salud, que empero no le impidió del todo seguir participando de algunos eventos. La enfermedad la transitó dignamente.
Si ya resultaba extraña su eventual ausencia a cualquiera de las citas convocadas a la prensa por bodegas y restaurantes, mucho más lo será de aquí en más donde quedará una silla vacía.
Nos tocó compartir mil y una degustaciones, viajes, reuniones en las que con el paso de los años empezaron a faltar colegas como Miguel Brascó, Fernando Vidal Buzzi, Dereck Foster, Abel González, Fanny Polimeni, entre otros integrantes de la primera generación de periodistas enogastronómicos que ya no están con nosotros.
Ayer, a esa lista de pérdidas trascendentes, se sumó Elisabeth Checa. Saludamos a su familia en este triste momento y, en especial, a su hijo menor Ernesto Oldenburg, con quien también compartimos redacciones y encuentros frecuentes durante varios años.
Transitó con dignidad una cruel enfermedad, que no le impidió del todo seguir disfrutando de lo que más le gustaba: el vino. Fue una de las pioneras del periodismo gastronómico local. Dueña de un estilo particular, se la recordará por su pasión por esta actividad que nos tocó en suerte compartir en los últimos 25 años.
Ya no era tan asidua, en los últimos meses, a los encuentros en que solíamos encontrarnos una y otra vez para probar vinos, comer en restaurantes de variados estilos de cocina, compartir viajes.
Pero todos sabíamos que estaba pasando por un difícil trance de salud, que empero no le impidió del todo seguir participando de algunos eventos. La enfermedad la transitó dignamente.
Si ya resultaba extraña su eventual ausencia a cualquiera de las citas convocadas a la prensa por bodegas y restaurantes, mucho más lo será de aquí en más donde quedará una silla vacía.
Nos tocó compartir mil y una degustaciones, viajes, reuniones en las que con el paso de los años empezaron a faltar colegas como Miguel Brascó, Fernando Vidal Buzzi, Dereck Foster, Abel González, Fanny Polimeni, entre otros integrantes de la primera generación de periodistas enogastronómicos que ya no están con nosotros.
Ayer, a esa lista de pérdidas trascendentes, se sumó Elisabeth Checa. Saludamos a su familia en este triste momento y, en especial, a su hijo menor Ernesto Oldenburg, con quien también compartimos redacciones y encuentros frecuentes durante varios años.