MaryCarmen- Llavallol 5402 Devoto. Teléfono: 011 4571 9488. Abierto de miércoles a sábados de 12.00 a 15.00 y de 20.00 a 23.30; domingos de 12.00 a 15.00; lunes y martes cerrado. Delivery y Take Away: Chivilcoy 4552 Devoto (a partir de diciembre próximo). Todas las formas de pago. Instagram: marycarmen_parrillagourmet.
Todo nació de una invitación de Juan Pablo Maldonado, de Bodega Amparo, quien nos comentó que su depósito está ubicado en Devoto, a pasos de una parrilla de barrio llamada MaryCarmen.
Claro que conocíamos el lugar, pero había pasado mucho tiempo desde la última visita.
Recordábamos que nos había sorprendido gratamente, por su propuesta gastronómica, la atención cordial y eficaz, y una relación precio calidad impecable (que lo sigue siendo).
Al frente de MaryCarmen, una empresa de extensa y rica trayectoria, están Diego Mastroviti (formado en el IAG y quien, luego de una estadía en el exterior, regresó al país para tomar las riendas del restaurante familiar) y Karina Catena, responsable de la cocina.
Está claro que MaryCarmenes sui generis por donde se lo mire. Es una parrilla, pero no cualquier parrilla, porque solo trabajan carnes provenientes de animales Angus de 450 kilos, provenientes de Las Heras, provincia de Buenos Aires. También ofrecen cortes madurados durante 30 días por el sistema Dry Aged, y quienes así lo prefieran, podrán optar por otros madurados 10 días a 4° C.
En otro orden, sus pastas no tienen nada que envidiarle a las que ofrecen los mejores restaurantes de cocina italiana de la ciudad. Ambas propuestas (parrilla y pastas) son el verdadero sostén del menú, pero además hay milanesas en varias opciones, tortillas, empanadas soufflé, provoletas, ensaladas y antipastos con productos de alta calidad seleccionados entre los mejores proveedores de plaza.
No extraña entonces que, si a esto le sumamos una muy buena relación precio calidad, un mediodía de semana nos encontráramos con un lleno completo. Y se observa que, entre la clientela, no solo hay gente del barrio, sino un público que se traslada por esa imbatible publicidad que es el "boca a boca".
Con Juan Pablo pedimos la tabla de degustación para dos comensales (en realidad daba para tres de buen "diente"). Incluía asado de tira, entraña, cuadril, bife de chorizo, chorizo y morcilla.
Se acompañó con una generosa porción de papas fritas. También hay otra tabla para cuatro personas, que imaginamos que bien puede dejar satisfechos a cinco o seis.
Con esta opción y un postre que sí o sí debía ser el flan de 15 huevos, quedamos más que pipones.
Promediando la degustación, veíamos pasar las milanesas y las pastas. Entre las primeras, se puede optar por la clásica de ternera, la Napolitana, la que lleva queso azul, otra a la crema y, finalmente, la exuberante llamada MaryCarmen. Bien vendría acompañarlas con la tortilla de papas.
Las achuras son muy tentadoras. Hay chinchulines, riñones con piel y mollejas de corazón, que ueden pedirse también en media porción.
El asado de tira lo sirven en dos tamaños: 550 ó 950 gramos. Hay también bife de chorizo, ojo de bife y corte mariposa.
Y, entre los bifes estacionados, que salen acompañados de papas fritas y hojas verdes, proponen cuadril, lomo alto y entraña entera sin piel.
Otra alternativa es la tabla de degustación de cerdo, que incluye matambrito, bondiola, carré y costillitas, más chorizo y morcilla.
Las pastas, como ya se dijo, son el otro punto alto de la carta. Hay, por mencionar algunas opciones, ravioles de pollo y verdura; sorrentinos de ricota, mozzarella y jamón; ñoquis de papa, y tallarines al huevo. Las salsas se pueden elegir entre una variada lista a gusto del cliente.
Para la parte dulce, ya mencionamos el flan de 15 de huevos, para nosotros solo, pero los más golosos pueden pedirlo con dulce de leche y /o crema. Pero, además, hay budín de pan, panqueques de dulce de leche, queso y dulce, y torta de frutas.
Muy buena resulta la selección de vinos, en tanto que el café que sirven es Illy.
MaryCarmen es sin dudas uno de esos lugares con encanto, propio de los barrios porteños, donde uno siempre puede encontrarse sorpresas gastronómicas como ésta.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.
Siempre me fascinó Winston Leonard Spencer Churchill, no por sus ideas políticas, pero sí por muchas otras razones. Quizás una de ellas es que nació el mismo día que yo, un 30 de noviembre. Muchas de sus frases pasaron a la historia, y se sabe tanto de su papel durante la Segunda Guerra Mundial como de sus gustos de sibarita. Era fumador de habanos, como se lo puede ver en las fotos de época, pero también se convirtió en un bebedor empedernido y un gourmand. Winston Club le rinde homenaje con un bar en la planta baja, y un living speakeasy escaleras arriba. La cocina del chef Jonás Alba luce impecable en este lugar, uno de los escasos muy british que podemos encontrar en Buenos Aires.