La apertura de Osaka, en 2005, marcó un hito en la gastronomía de Buenos Aires. Hasta ese momento, la cocina nikkei era desconocida por estos lares. El restaurante funcionó hasta fines del año pasado en la esquina de Fitz Roy y Soler (luego se abrió la sucursal de Puerto Madero). El miércoles 11 del actual, se llevó a cabo la presentación del nuevo local ubicado en Concepción Arenal y Conesa, con un cóctel multitudinario. Estos son días de "marcha blanca" y el martes 17 abrirá sus puertas al público. La puesta es impactante y descontamos que la comida será tan buena como siempre.
Hay que decirlo como preámbulo: Osaka fue pionero en materia de cocina nikkei en Buenos Aires. Hasta entonces poco y nada se sabía por aquí de la fusión peruano japonesa, que tanto ha gustado entre nosotros.
Corría el año 2005, cuando entonces comenzó a gestarse esta "revolución" de los restaurantes que sacaron a la gastronomía peruana de los huariques del Abasto para llevarla al público masivo.
Fueron tiempos de lleno completo (como ahora), con gente esperando su turno y dificultades para conseguir reserva. Los precios elevados del cubierto siempre respondieron a la calidad de lo ofrecido, lo que ha convertido a en uno de los mejores exponentes donde comer en la ciudad.
Más allá del éxito que ha acompañado siempre a esta marca, hay momentos en los que es necesario renovarse. De modo que, el año pasado, cuando la pandemia ya empezaba a aflojar, su propietario Agustín Latorre ya tenía decidida la mudanza del local de Palermo, para darle más capacidad y modernizar la estructura edilicia en un sitio más moderno y funcional.
Agustín Latorre, junto a los "Diegos", creadores de la marca Osaka.
Al tiempo que parte de la brigada se trasladaba durante el verano a Punta del Este, se procedió al cierre del viejo local palermitano y a incorporar un espacio amplio en una de las esquinas del complejo Concepción Live, a pasos de la calle Dorrego, que hace de límite a los barrios de Palermo y Colegiales.
El restaurante está ubicado precisamente en este último, ocupando 510 metros cuadrados. El diseño se integra con materiales de madera y piedra, con el metal como protagonista. Para lograr este espacio, se trabajó con distintos artistas especializados en distintos sectores del local.
El salón principal exhibe unas lámparas nube posadas sobre unos tatamis (realizadas por el artista Bones Weisz). La pared de la barra de sushi, emula el color del cobre oxidado bajo el agua y la pared del kero bar está inspirada en el concepto del kintsugi japonés, ambas realizadas por José Mustacciolo.
Los géneros textiles y las sogas que bordean el kero bar dan movimiento haciendo juego con luces, sombras y reflejos que crean un ambiente más natural.
Hay solo una planta baja en forma alargada, que se completa con otros 200 metros cuadrados, bajo una pérgola en el exterior en forma de terraza climatizada. Además, este nuevo espacio cuenta con una parrilla customizada con diferentes zonas para cocinar y fuego a 10 centímetros de los hierros. Hay asimismo una plancha lisa de hierro, que genera que la grasa caiga sobre las brasas y permita un ahumado natural.
La propuesta gastronómica, al igual que en Puerto Madero, está a cargo del chef Leandro Bouzada y del itamae Juan Matsuoka. Ella sigue los parámetros que sigue el protocolo celosamente asesorado por la casa matriz de Lima.
La coctelería, en tanto, está creada por el reconocido bartender Nicolás Hernando, con la bebida nacional del Perú, el pisco, como eje central de la propuesta.
El miércoles pasado tuvo lugar la presentación en sociedad del nuevo local, que pone a Osaka en un elevado nivel en cuanto a ambientación, a tono con la calidad tradicional de su cocina.
Alrededor de 500 invitados especiales (con personajes del ambiente artístico y deportivo, como Ricardo Darín y Guillermo Coria, entre otros), se dieron cita en este impactante espacio que se suma a la gastronomía de Buenos Aires, donde sigue habiendo audaces que invierten aún en tiempos de economía caótica e inflación galopante.
Para darle mayor impulso a la inauguración, llegaron desde Lima los creadores de Osaka, Diego de la Puente y Diego Herrera, dueños del holding MCK Hospitality, que engloba a marcas como Asian Kitchen, DonDoh, Barrio y Carnaval. En 2001, se lanzaron a la aventura con el primer Osaka.
Felicitaciones a Agustín Latorre, propietario de la franquicia local que, dado su empuje comercial, no sería de extrañar que pronto traiga alguna de las otras marcas del grupo. Osaka es un orgullo para la gastronomía porteña, que deslumbra con su propuesta de excelencia en un espacio verdaderamente impactante.
El próximo sábado 26 de abril, regresa el ciclo "Vinilos, vinitos y vos" que organiza periódicamente el restaurante Ostende, en Colegiales. En este caso, celebrarán el Día del Hot Dog cono vino y música en vivo, junto a un pop up junto a Buenos Paladaires y Coni Borras.
Berria significa "Nuevo" en lengua euskera. Y el nombre le calza perfecto a este restaurante de inminente apertura en la esquina de Dorrego y Amenábar, allí justo en el límite entre Palermo Hollywood y Colegiales. Cocina vasca auténtica, con el sello de calidad de Sagardi. De esta manera, el grupo español liderado por los hermanos López de Viñaspré (Iñaki y Miel), desembarca con su segundo local en Buenos Aires.
Concepción Pizza y Vinito es un espacio de encuentro en una zona todavía poco explorada de la ciudad, a pasos de Belgrano, cerca de Las Cañitas y a tan solo dos cuadras de Palermo Hollywood. La propuesta es de pizza estilo napolitano, vinos de bodegas menos conocidas y platitos para compartir, además de café de especialidad por las tardes.