Hay lugares que, inexplicablemente, están siempre afuera de las listas y las guías corruptas que algunos catalogan como "prestigiosas". Ejemplos hay muchos: La Brigada, Roux, Mercado de Liniers. Entre los bares, sobre todo porque su propuesta de comidas está al nivel de los mejores restaurantes de la ciudad, se destaca claramente Trade Sky Bar. El éxito de público, desde que abrió, nos exime de mayores comentarios. Ocurre que, mientras algunos trabajan para satisfacer a sus comensales, otros lo hacen para figurar invirtiendo mucho dinero que a la larga terminan pagando los clientes.
Trade Sky Bar - Dirección: Avenida Corrientes 222 Piso 219. Horarios: domingos a jueves de 18:00 1:00 AM; viernes y sábados de 18:00 a 2:00 AM. Precios: $$$$. Web: www.tradeskybar.com - IG: @trade.skybar
El caso de Trade Sky Bar es particularmente curioso. Porque, siendo un lugar que privilegia a priori la coctelería, bien podría dar de comer de forma regular (más menos que más), sin que nadie se moleste por ello. Es lo que abunda en las propuestas de ese tipo: buena barra pero comida tipo fast food.
Pero no es así, porque Andrés Rolando y sus socios, siempre se han preocupado por darle la misma importancia a la cocina a sus establecimientos gastronómicos.
Tal como ocurre con Uptown, en Trade también confiaron en Dante Liporace como chef ejecutivo. Los resultados están a la vista: ambos son dos bares con una propuesta de comidas al nivel de los mejores restaurantes de Buenos Aires. La ciudad que, gastronómicamente hablando, lo tiene todo en calidad y cantidad, aunque para los de la Guía Michelin esté detrás de Mendoza.
¿Por qué sus inspectores no fueron a Trade?: habrá que preguntárselo al exministro Lammens, quien dilapidó fondos públicos en esta farsa que intentaron vendernos como una revolución de la gastronomía argentina.
Las virtudes de Trade se reflejan nítidamente por la solidez de las tres patas que sostienen a la gastronomía: cocina, servicio y ambientación. Esta última es, sin dudas, una de las más destacadas de toda la ciudad. En sus tres niveles, incluyendo claro está la terraza que se habilita en tanto el clima lo permita, tendremos vistas impactantes del skyline porteño y el río de la Plata.
La brigada que comanda Dante Liporace, incluye a Nicolás Mendoza como chef de restaurante, Luciano Barbosa como souschef y Mai Saraintaris, jefa de salón.
Un buen comienzo de una noche cargada de intensidad para todos los sentidos, es el tartar de lomo y alcaparrones con bastones de papas fritas en triple cocción, y palta (que corona el tartar como si fuera una causa peruana).
El steak tartar sigue siendo un tabú para muchos paladares reacios a la carne cruda, aunque en Francia uno lo puede encontrar en cualquier local gastronómico. Es una debilidad del chef ejecutivo, que suele incluirlo con diferentes matices en las cartas de su creación.
Para pasar hacia la cocina latinoamericana, tenemos el ceviche mixto de pesca fresca y salmón rosado, con chicharrones y maíz tostado. Y continuamos con un combo de sushi, 12 piezas de rolls y nigiris de muy buena calidad.
Ya sabemos que el risotto es otra de las especialidades de Dante. En tren de elegir, uno no puede ni debería omitirlo. Y, en este caso, lo presenta con langostinos salteados y puré de limón.
La "frutilla" del postre resultó el salmón en mojo genovés, con palta, quinua negra, salsa de algas y ralladura de lima.
Sin haberlos probado, de los "primeros" tientan mucho el pulpo con papas rosti, aligot negro, yema curada y kimchi; o la stracciatella con salmón curado, palta, frambuesa, agua de lechuga y aceite de trufa.
Y, entre los principales, no falta una hamburguesa de asado, con provoleta, escalibada y papas. Otros platos desafían al comensal con la combinación de carnes y pastas, como la entraña con spaghetti alla carbonara y pesto de palta; o la milanesa de costilla de cerdo con paccheri gratinados, espuma de espinaca y reducción de tomates y hoisin.
Hay algunos guiños a la cocina asiática, que se manifiestan en opciones como los noodles al ajillo con hongos shiitake, o la pesca blanca grillada con salsa thai y arroz aromático.
Para el momento final, los postres también se lucen con las frutas de estación maceradas en vodka y jengibre, crumble de coco, puré de maracuyá y crocante de matcha; la "Tita" helada de limón bañada en chocolate, merengue de lemongrass y gelée de limón y albahaca, y la tarta invertida de manzanas con baklava y helado de bourbon, entre otros.
Va de suyo que la coctelería es otro punto fuerte de Trade. Está a cargo de Fran Muñoz y Nicolás Ábalos. Hay tragos de autor, como el jugado "Three White Soldiers", con Chivas 12 Años infusionado con Wagyu Argentino, bitter aromático y sal marina.
Los clásicos de siempre están presentes, al igual que las tónicas y aperitivos. La carta de vinos tiene predominio de las bodegas más tradicionales.
Trade Sky Bar es una perfecta conjunción entre un bar de alto nivel y su cocina que se inspira en la creatividad de su chef principal, que ejecutan con efectividad los miembros de su brigada.
Y por si esto fuera poco, la relación precio calidad es muy destacable. Vale la pena subir a las alturas del Edificio Comega.
"Capricho, deseo vehemente, ilusión". Así define la Real Academia Española a la palabra "berretín". Y esas tres cosas son las que llevaron a un holandés a abrir un restaurante a su propio gusto y piacere. Para ello se afincó hace un tiempo entre nosotros porque, como nos dijo, "Buenos Aires es como estar en Europa, pero lejos de todo". Se llama Nicolás Houweling y, junto a su hermana Bente (que estará a cargo del café de la planta baja de próxima apertura), abrió "Presencia", un restaurante en el que quiere también omitir todo lo que le parece inapropiado cuando uno sale a comer afuera. Para ello, convocó al chef Rodrigo Da Costa, de último paso por "Le Réve". Nuestra visita coincidió con el fin de la marcha blanca y comienzo del servicio al público. Impecable todo.
La chef ejecutiva de Casa Cavia, Julieta Caruso, renovó el menú de mediodía con una propuesta que permite pedir a la carta o bien elegir entre menús de pasos. A ello, se suma la coctelería creativa de la bartender Flavia Arroyo y una selección notable de vinos a cargo de Delvis Huck. La dirección general es de Guadalupe García Mosqueda.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.