Rodeada por el paisaje del Campo Argentino de Polo, con vista privilegiada a la Cancha N° 2, Todo Brasas Polo rinde homenaje a la mejor carne del mundo. Una creación de los chefs Pablo Antoyán y Juan Bernardini, que ofrece una experiencia carnívora diferente y de muy buena relación precio calidad.
Todo Brasas Polo - Dirección: Campo Argentino de Polo (acceso peatonal por Avenida del Libertador N° 4096). Acceso parking: Avenida del Libertador N° 4168). Teléfono para reservas: 11 3062 3736. Horarios: sábados y domingos de 12:00 a 17:00. Precio: $$$. Instagram: @todobrasaspolo
Sin dudas que ésta es una parrilla diferente. Fundamentalmente por su ubicación en la Catedral de Polo. En Palermo, pero como si estuviéramos en el campo. Disfrutando de la mejor carne del mundo, en el mismo lugar donde se dan cita los polistas con 10 de hándicap.
Uno de los principales atractivos de Todo Brasas Polo es precisamente la vista panorámica a la Cancha N° 2 del Campo Argentino de Polo, con mesas al aire libre y donde se ofrece una experiencia gastronómica diferente, con un estilo rústico campestre que crea un ambiente único en la ciudad.
La novedad del lugar son sus "jaulas", unas estructuras de hierro de 1.50 metros de altura en las que se realizan las cocciones de los costillares enteros y el vacío, que se nutren de los aromas y sabores que aportan el quebracho blanco y el espinillo.
De allí surgen las costillas enteras y el vacío. Ambos cortes se cocinan a fuego lento en la jaula durante casi cuatro horas, hidratados con una salmuera especial que incluye ajo, laurel, pimienta grano, pimentón, sal entrefina y agua tibia.
Como amantes del punto de cocción jugoso, quedaba cierta duda sobre cómo llegaría la carne a la mesa. Sorpresa: al punto pedido y con ese colorcito rosáceo, que augura sabor y perfecto cuidado de las propiedades organolépticas de la proteína.
Una costilla bien puede ser compartida por dos comensales, si se compensa con dos entradas para compartir y algunas de las guarniciones que se salen del molde.
Por ejemplo, casi ineludible resulta pedir las empanadas de carne cortada a cuchillo tanto fritas como al horno de barro, de esas que hay que comer "con las patas abiertas" de lo jugosas que son. Además, se probaron el chorizo de puro cerdo y la morcilla cremosa.
Otras opciones de entradas son los chinchulines a la parrilla, la molleja de corazón y la provoleta estacionada con morrón rojo, cebolla rehogada y láminas de ajo crocante.
Entre las guarniciones más tentadoras están la caponata siciliana, que se sirve caliente; puré de papas al curry con oliva, y la coliflor asada con salsa romesco al horno de barro y pesto especial de hojas amargas (muy buen acompañamiento).
No faltan tampoco las ensaladas, como la de hojas de rúcula, radicheta, rabanito, vinagre de oliva y limón; o bien de remolacha, choclo, tomate, cebolla morada, huevo y zanahoria.
Entre los principales, hay otra opción de costillar, pero en este caso en cocción lenta que se acompaña con un volcán de cremoso de papas. También se proponen el T-bone, ojo de bife, entraña, asado banderita, bondiola braseada, así como las tres versiones de vacío: del fino medio o entero, y el ya mencionado al gancho en la jaula y a las llamas.
La carta de postres se destaca por clásicos de la cocina porteña como los panqueques de dulce de leche espolvoreados con azúcar impalpable; zapallo en almíbar con queso cremoso y almendras tostadas, y flan con dulce de leche o crema.
Hay también un postre más elaborado, como la semiesfera de chocolate semiamargo con una base de cookie casera y salsa a base de dulce de leche y crema, pistachos tostados y escamas de sal marina.
La carta de vinos exhibe etiquetas exclusivamente de la Bodega Trapiche y de Trapiche Costa & Pampa (de hecho, durante el último Argentino Abierto funcionó allí mismo el Espacio Trapiche). También coctelería.
La atención resultó muy eficaz y atenta. Todo Brasas Polo es una parrilla sui generis por donde se la mire, ya sea por su ubicación, por la propuesta de los costillares a la jaula y a la llama, así como porque solo abre los fines de semana, salvo cuando hay torneos de polo. Forma parte del complejo Bocha.
La chef ejecutiva de Casa Cavia, Julieta Caruso, renovó el menú de mediodía con una propuesta que permite pedir a la carta o bien elegir entre menús de pasos. A ello, se suma la coctelería creativa de la bartender Flavia Arroyo y una selección notable de vinos a cargo de Delvis Huck. La dirección general es de Guadalupe García Mosqueda.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.