Feria que gana, no se tocaDomingo, 14 de julio de 2024Tal como reza el viejo consejo futbolero, la tradicional feria Caminos y Sabores reiteró este año, casi de manera idéntica, su dinámica y su estructura para ofrecer una propuesta verdaderamente amplia y federal para conocer, degustar y comprar alimentos y bebidas de nuestro país.
No es muy común alcanzar los 18 años de permanencia en materia de eventos gastronómicos para toda la familia, menos aún en un contexto de permanentes vaivenes económicos y sociales, pero Caminos y Sabores ya parece definitivamente instalada en la preferencia del público porteño.
Este año se acercó mucha gente durante los cuatro días del fin de semana pasado hasta el feriado del 9 de Julio, para disfrutar de cientos de opciones que abarcan todos los rubros imaginables.
Por ejemplo, fiambres, embutidos, quesos, infusiones, escabeches, panificados, alfajores, dulces regionales, yerba, vinos, destilados, vermuts, carnes y un largo etcétera.
Para cada caso y en cada puesto o stand, además, está la ventaja de poder conversar de manera directa con los productores, dispuestos a explicar todo lo relacionado a lo que elaboran.
Pero, como cada año, el recorrido propone también otras actividades complementarias e interesantes.
Se desarrollaron clases de cocina en vivo (mostraron su arte más de 60 chefs); participación en juegos con premios y sorteos; se pudo comer en el lugar tanto en restaurantes que tienen sector propio, como en puestos al paso e inclusive tener un sector de accesorios y elementos de cocina, parrilla y jardín.
El frío polar que soportó la ciudad en esos días, no impidió que el lugar estuviese colmado y que se observaran largas filas de ingreso desde el inicio, señal inequívoca de que el balance es muy positivo para todos, público, productores y empresas.
Tal como reza el viejo consejo futbolero, la tradicional feria Caminos y Sabores reiteró este año, casi de manera idéntica, su dinámica y su estructura para ofrecer una propuesta verdaderamente amplia y federal para conocer, degustar y comprar alimentos y bebidas de nuestro país.
No es muy común alcanzar los 18 años de permanencia en materia de eventos gastronómicos para toda la familia, menos aún en un contexto de permanentes vaivenes económicos y sociales, pero Caminos y Sabores ya parece definitivamente instalada en la preferencia del público porteño.
Este año se acercó mucha gente durante los cuatro días del fin de semana pasado hasta el feriado del 9 de Julio, para disfrutar de cientos de opciones que abarcan todos los rubros imaginables.
Por ejemplo, fiambres, embutidos, quesos, infusiones, escabeches, panificados, alfajores, dulces regionales, yerba, vinos, destilados, vermuts, carnes y un largo etcétera.
Para cada caso y en cada puesto o stand, además, está la ventaja de poder conversar de manera directa con los productores, dispuestos a explicar todo lo relacionado a lo que elaboran.
Pero, como cada año, el recorrido propone también otras actividades complementarias e interesantes.
Se desarrollaron clases de cocina en vivo (mostraron su arte más de 60 chefs); participación en juegos con premios y sorteos; se pudo comer en el lugar tanto en restaurantes que tienen sector propio, como en puestos al paso e inclusive tener un sector de accesorios y elementos de cocina, parrilla y jardín.
El frío polar que soportó la ciudad en esos días, no impidió que el lugar estuviese colmado y que se observaran largas filas de ingreso desde el inicio, señal inequívoca de que el balance es muy positivo para todos, público, productores y empresas.