El aire es libre, la cocina tambiénLunes, 6 de enero de 2025Durante mucho tiempo, los vecinos del barrio de Belgrano estuvieron resignado a la mediocridad de su oferta gastronómica. Afortunadamente, las cosas han cambiado y hoy podemos hablar de un nuevo polo, a partir de VíaViva (debajo del viaducto del Ferrocarril Mitre), pero también con nuevos restaurantes tanto en la zona central de Belgrano, el Barrio Chino y el Bajo. Uno de esos lugares, abierto a fines del año pasado, es el impactante Aire Libre, un jardín urbano con la impecable cocina de Julián del Pino.
Aire Libre - Dirección: Avenida del Libertador 6327, Belgrano. Teléfono: 011 4051 2745. Horarios: martes a sábados de 18:00 a 00:00. Precio: $$$. IG: @airelibre.ba
El aire es libre (y gratis, al menos en este nuevo restaurante del barrio de Belgrano); y en la cocina también rige lo mismo, según reza la carta: "No hay instrucciones. Sos libre. Podés empezar pensando en el postre y después elegir el plato principal. También podes tomar un trago, relajarte y más tarde decidís. Y, si no tenés idea, siempre está la recomendación del chef".
Ya dijimos que el local impacta por sus espacios, tanto en el patio y el salón principal cubierto en la planta baja, así como el primer piso, donde hay otro salón más y una terracita para seguir estando al aire libre si uno así lo prefiere.
El diseño del estudio de arquitectos Hitzig | Militello, consistió en brindar mucha vegetación y luz natural. Aprovechemos ahora que además oscurece tarde. Las grandes plantas que rodean el espacio, cuentan con un sistema de riego por goteo cronometrado y luces sincronizadas, asegurando que cada especie luzca en todo su esplendor.
Pero nosotros, que lo que más nos importa es la comida (la gula es uno de los pecados capitales que reconocemos), celebramos que le hayan dado vía libre en la cocina al chef ejecutivo Julián del Pino, a quien conocemos de su paso por Vico y Bagatelle, entre otros restaurantes, además de haber tenido una larga estadía en el sur del país.
Aquí la propuesta se autodefine como "cocina porteña", lo cual es cierto, pero indudablemente que, a esta altura, hay un estilo definido que caracteriza al chef y que nos permite identificar sus platos sin necesidad de preguntar quién es el responsable de su creación.
Encontramos gente conocida de otros restaurantes y un servicio que -pese a los pocos días transcurridos desde la apertura- denotó eficacia y simpatía (excelente atención de nuestra camarera, Micaela).
Por lo tanto, en esta primera visita, dejamos al arbitrio de Julián la elección de los platos, excepción hecha de dos fijas a las que no nos podíamos resistir: paté de ave con pan brioche, y trucha curada a la nórdica con papas natural. Y para beber, dentro de un nutrido abanico de opciones de coctelería, optamos por el "Negroni Perfetto", con gin Spirito Blue, Campari y nada menos que el vermut Antica Formula.
A esta altura, vale aclarar que lo más aconsejable es atenerse a la fórmula "Family Style", sobre todo si la mesa está compuesta por cuatro o más comensales. El orden lo pone cada uno, salvo que se elija la opción de dejarse llevar por las recomendaciones de los camareros y del propio chef.
La panera de producción propia es excelente y, si se pide una extra, hay que pagarla (incluye chipá, brioche y focaccia de masa madre).
Otras raciones que probamos fueron las bruschetas de anchoa y tomatillos; la lengua a la vinagreta como la que comíamos en casa cuando éste era un plato más popular; y la empanada de cordero al horno de barro.
Para destacar también los langostinos con orzo cremoso (cebada, bien dicho, porque no lo llaman erróneamente risotto, como en otros lugares); la provoleta con pesto, tomates en aceto y focaccia de olivas negras; y un tentador queso Camembert en croute al horno de barro (para compartir).
Entre los platos principales, tagliatelle al huevo y ragout de ternera, y un suculento pastel de papas con hongos grillados (hay una opción vegetariana), muy compartible.
Otras opciones destacadas son el cordero patagónico braseado con gnocchi de queso; pesca del día con salteado de repollo, zanahorias y panceta, yogur griego y lima; entraña grillada, y bife ancho con hueso en manteca de hierbas. Además, hay trucha patagónica con papas rosti y espinacas salteadas; tortiglioni mediterráneos; y medio pollito al horno de barro con sus verduras asadas.
Algunas de las guarniciones son las papas fritas a caballo, el puré de papas con panceta y puerro, o la calabaza asada al horno de barro, ricota, garrapiñada de semillas y vinagreta de miel y mostaza.
Los postres van de los clásicos de la cocina porteña, como los panqueques y el flan mixto; a los que denotan nostalgia como el Charlotte y el Don Pedro, y a los que están hoy de moda como la torta vasca de chocolate y queso, o el helado de dulce de leche con espuma de bananas.
Aire Libre abre sus puertas a partir de las 18:00, con una propuesta flexible que comienza en su barra de autor. Por otra parte, la carta de vinos nos pareció para destacarla especialmente, no solo por la variedad de las etiquetas y regiones, sino también por los precios muy razonables, lo cual no se ve con frecuencia.
Se incluyen vinos de algunas de nuestras bodegas favoritas, como Catena Zapata, Rosell Boher y BIRA. Precisamente, optamos por el Tanito de esta última mencionada, un corte de Malbec, Sangiovese y Cabernet Franc.
Bienvenida sea esta nueva opción de alto vuelo en el barrio de Belgrano. El aire es libre y la cocina también porque uno la puede armar como más le guste. Y la disfrutarán, sin dudas.
Durante mucho tiempo, los vecinos del barrio de Belgrano estuvieron resignado a la mediocridad de su oferta gastronómica. Afortunadamente, las cosas han cambiado y hoy podemos hablar de un nuevo polo, a partir de VíaViva (debajo del viaducto del Ferrocarril Mitre), pero también con nuevos restaurantes tanto en la zona central de Belgrano, el Barrio Chino y el Bajo. Uno de esos lugares, abierto a fines del año pasado, es el impactante Aire Libre, un jardín urbano con la impecable cocina de Julián del Pino.
Aire Libre - Dirección: Avenida del Libertador 6327, Belgrano. Teléfono: 011 4051 2745. Horarios: martes a sábados de 18:00 a 00:00. Precio: $$$. IG: @airelibre.ba
El aire es libre (y gratis, al menos en este nuevo restaurante del barrio de Belgrano); y en la cocina también rige lo mismo, según reza la carta: "No hay instrucciones. Sos libre. Podés empezar pensando en el postre y después elegir el plato principal. También podes tomar un trago, relajarte y más tarde decidís. Y, si no tenés idea, siempre está la recomendación del chef".
Ya dijimos que el local impacta por sus espacios, tanto en el patio y el salón principal cubierto en la planta baja, así como el primer piso, donde hay otro salón más y una terracita para seguir estando al aire libre si uno así lo prefiere.
El diseño del estudio de arquitectos Hitzig | Militello, consistió en brindar mucha vegetación y luz natural. Aprovechemos ahora que además oscurece tarde. Las grandes plantas que rodean el espacio, cuentan con un sistema de riego por goteo cronometrado y luces sincronizadas, asegurando que cada especie luzca en todo su esplendor.
Pero nosotros, que lo que más nos importa es la comida (la gula es uno de los pecados capitales que reconocemos), celebramos que le hayan dado vía libre en la cocina al chef ejecutivo Julián del Pino, a quien conocemos de su paso por Vico y Bagatelle, entre otros restaurantes, además de haber tenido una larga estadía en el sur del país.
Aquí la propuesta se autodefine como "cocina porteña", lo cual es cierto, pero indudablemente que, a esta altura, hay un estilo definido que caracteriza al chef y que nos permite identificar sus platos sin necesidad de preguntar quién es el responsable de su creación.
Encontramos gente conocida de otros restaurantes y un servicio que -pese a los pocos días transcurridos desde la apertura- denotó eficacia y simpatía (excelente atención de nuestra camarera, Micaela).
Por lo tanto, en esta primera visita, dejamos al arbitrio de Julián la elección de los platos, excepción hecha de dos fijas a las que no nos podíamos resistir: paté de ave con pan brioche, y trucha curada a la nórdica con papas natural. Y para beber, dentro de un nutrido abanico de opciones de coctelería, optamos por el "Negroni Perfetto", con gin Spirito Blue, Campari y nada menos que el vermut Antica Formula.
A esta altura, vale aclarar que lo más aconsejable es atenerse a la fórmula "Family Style", sobre todo si la mesa está compuesta por cuatro o más comensales. El orden lo pone cada uno, salvo que se elija la opción de dejarse llevar por las recomendaciones de los camareros y del propio chef.
La panera de producción propia es excelente y, si se pide una extra, hay que pagarla (incluye chipá, brioche y focaccia de masa madre).
Otras raciones que probamos fueron las bruschetas de anchoa y tomatillos; la lengua a la vinagreta como la que comíamos en casa cuando éste era un plato más popular; y la empanada de cordero al horno de barro.
Para destacar también los langostinos con orzo cremoso (cebada, bien dicho, porque no lo llaman erróneamente risotto, como en otros lugares); la provoleta con pesto, tomates en aceto y focaccia de olivas negras; y un tentador queso Camembert en croute al horno de barro (para compartir).
Entre los platos principales, tagliatelle al huevo y ragout de ternera, y un suculento pastel de papas con hongos grillados (hay una opción vegetariana), muy compartible.
Otras opciones destacadas son el cordero patagónico braseado con gnocchi de queso; pesca del día con salteado de repollo, zanahorias y panceta, yogur griego y lima; entraña grillada, y bife ancho con hueso en manteca de hierbas. Además, hay trucha patagónica con papas rosti y espinacas salteadas; tortiglioni mediterráneos; y medio pollito al horno de barro con sus verduras asadas.
Algunas de las guarniciones son las papas fritas a caballo, el puré de papas con panceta y puerro, o la calabaza asada al horno de barro, ricota, garrapiñada de semillas y vinagreta de miel y mostaza.
Los postres van de los clásicos de la cocina porteña, como los panqueques y el flan mixto; a los que denotan nostalgia como el Charlotte y el Don Pedro, y a los que están hoy de moda como la torta vasca de chocolate y queso, o el helado de dulce de leche con espuma de bananas.
Aire Libre abre sus puertas a partir de las 18:00, con una propuesta flexible que comienza en su barra de autor. Por otra parte, la carta de vinos nos pareció para destacarla especialmente, no solo por la variedad de las etiquetas y regiones, sino también por los precios muy razonables, lo cual no se ve con frecuencia.
Se incluyen vinos de algunas de nuestras bodegas favoritas, como Catena Zapata, Rosell Boher y BIRA. Precisamente, optamos por el Tanito de esta última mencionada, un corte de Malbec, Sangiovese y Cabernet Franc.
Bienvenida sea esta nueva opción de alto vuelo en el barrio de Belgrano. El aire es libre y la cocina también porque uno la puede armar como más le guste. Y la disfrutarán, sin dudas.