La esquina de Amenábar y José Hernández, en Belgrano, se reconvirtió de "Ameno" (anterior local sin muchas luces) en "Fiorire", una pizzería de estilo italiano con la personalidad del maestro pizzaiolo, Alejandro Orellana. Hay otras dos sucursales, pero ésta es particular por su oferta de 28 vermús y tragos preparados con el aperitivo que vuelve a ser moda. También algunas pastas, risotti, ensaladas, sándwiches, wraps y un par de platos con carne. Una pizzería que es mucho más eso, porque se sale del molde (y del borde o cornicione).
Fiorire Amenábar - Dirección: Amenábar 1702 esquina José Hernández. Precio: $$$. Abierto todos los días de 07:00 a 01:00 AM. IG: fiorire.ba.
Uno vive en el barrio, los límites entre Colegiales y Belgrano, y la verdad sea dicha. Hemos probado una y mil pizzas, de las industriales (cada vez más parecidas entre sí por su mediocridad), las supuestamente artesanales, muchas del origen que se quiera, pero siempre nos faltaban cinco para el peso.
Nos quedaba una sensación de pobreza conceptual, agravada por la calidad dudosa de sus ingredientes.
Del otro lado de las vías del tren línea Mitre, hay una versión napolitana llamada "La Sorellina", sucursal de una pizzería de Adrogué, pero es incómodo el lugar, con mucha gente joven comiendo en la vereda y muy difícil de encontrar mesa.
Uno, que ya tiene sus años y sus mañas, prefiere otra cosa: comodidad, servicio, calidad por supuesto y creatividad.
La hemos hallado en Fiorire, en este caso la sucursal ubicada en la esquina de Amenábar y José Hernández, en el barrio de Belgrano.
Alejandro Orellana tiene 44 años y acredita una vasta experiencia en gastronomía. Desde muy joven incursionó en la profesión en la Zona Oeste(Castelar, Ramos Mejía, Moreno); estuvo tres años en México (en un hotel all inclusive en Oaxaca), y pasó por el Restaurante Pappa Deus en San Telmo, entre otras actividades.
Además de trabajar como docente y formador de panaderos y pizzaioli, decidió unirse a la sociedad que se hizo cargo del local ubicado en la estratégica esquina de Miguel de Azcuénaga y Julio Argentino Roca, en Vicente López. Y de allí continuaron en la zona norte de CABA.
La particularidad que tiene el local de Amenábar es su infrecuente oferta de vermús (28 en total) y tragos hechos con este aperitivo de tradición italiana y arraigo porteño, más cócteles clásicos, cervezas y algunos vinos.
Sorprende, por ejemplo, la presencia del mejor vermú del mundo para quien esto escribe (Antica Formula, el más costoso de la carta, $ 9.000, pero vaya que lo vale). Hay otras marcas, de las más conocidas como Cinzano, Carpano, Martini, Punt e Mes y Ramazzotti; los artesanales Lunfa, La Fuerza y Giovannoni, y hasta importados como Yzaguirre y Pimm's.
La otra "vedette" de la casa son las pizzas al horno de leña, cuya masa lleva fermentación natural con reposo en frío durante 48 horas. Los bordes (cornicioni), son voluptuosos y exuberantes, la presencia de ingredientes es algo más generosa que en la versión napolitana (al gusto local, pero sin traicionar su esencia original), y se denota también la creatividad del pizzaiolo.
Nuestra preferida es la "Fonduta di formaggi", con salsa de tomates, nueces, aceitunas negras, selección de quesos madurados y condimentos de la casa). Hay una con el cornicione relleno ("Ripieno il borde") que lleva mozzarella, tomates secos, tomate natural, cubos de calabaza asada y jamón cocido.
La "Fougazze" es otra delicia, con mozzarella, cebolla, jamón cocido natural, queso Reggianito y orégano fresco; al igual que la última creación de Orellana, "Il capriccio del pizzaiolo" que sale con tomate, mozzarella, panceta ahumada, brócoli salteado, aceitunas, tomates cocidos en aceto balsámico y hojas de cilantro. Una bomba que hay que probar.
Hay que decir que las empanadas son otra atracción de la casa. La "Nostra" está hecha al horno y está rellena de asado del centro cocinado durante tres horas al quebracho, vino, tinto, cebolla, pimienta, especies, huevo y verdeo. También proponen la "Atrevida" de bondiola; de pollo asado; 4 quesos; prosciutto cotto; di verdure y la "Italiana", con mozzarella, tomates y albahaca.
La carta se completa con dos opciones de carnes, ensaladas, sándwiches, wraps y milanesas, además de las pastas y tres opciones de risotti de funghi, "avocado di mare" o de "zucca e salmone".
Hay gnocchi nero di sepia; "gran canelón", sorrentinos de salmón y, por último, "Il sapore de la mia famiglia", tallarines con brócoli salteado, ajo, panceta y pesto de tomates.
Para el final, tres opciones de postres: flan della nonna; tiramisú y vulcano al cioccolato intenso.
La atención es muy cordial y eficiente, el lugar cómodo y sin estridencias innecesarias, en tanto que la relación precio calidad resulta óptima. Qué más se puede pedir. Por suerte, a Fiorire Amenábar, uno va y vuelve caminando.
Nota de la Redacción: compartimos la mesa con Alejandro Orellana, Rodrigo Caumo y Miguel Ángel Sosa.
De la mano del chef Gabriel Rodríguez, Aura ofrece a los visitantes de Piattelli Wine Resort una propuesta de cocina que combina los productos locales, técnicas modernas y los vinos de las bodegas de Mendoza y Cafayate. Una de las mejores opciones gastronómicas para disfrutar a pocos kilómetros del centro urbano de esta pintoresca localidad salteña.
Muchas veces, la búsqueda del éxito implica hacer algo distinto a los demás. En Cafayate, por ejemplo, la disyuntiva sería cómo diferenciarse con una propuesta que no sea la tradicional de cocina regional y, a la vez, no traicionar la esencia de las costumbres lugareñas. Los hermanos Gabriel y Rafael Domingo lo han logrado en Güemes 125, un bar con coctelería de primer nivel y un menú que se atreve a salir de la zona de confort utilizando insumos del Km 0 de manera creativa.
Patios de Cafayate no solo es uno de los alojamientos más elegidos por el turismo nacional y foráneo en los Valles Calchaquíes, sino que además ofrece una alternativa de cocina del Km 0 con el plus de la vecindad con la Bodega El Esteco que aporta los vinos. El círculo virtuoso cierra así a la perfección.