El sábado 2 de agosto se festeja el Día del Trabajador Gastronómico, un reconocimiento a los que profesan la vocación de darle de comer a la gente.
Cualquier persona que haya visto de cerca alguna vez una cocina en el momento en que el servicio explota, se dará cuenta de inmediato que esta profesión requiere de una gran vocación de servicio. Lo glamoroso da paso el estrés, a quemarse las manos, a sentirse exigido más allá de los límites humanos, a que el trabajo no tiene nada que ver con lo que se ve en la tele o lo que enseña la teoría de las escuelas de cocina.
Fondo de Olla ® ha culminado el mes de julio con la mayor cantidad de lectores en su corta historia de cuatro años y pico. Y está claro que esto no habría sido posible sin la materia prima de la información, que para nosotros representan todos los trabajadores gastronómicos, desde el chef más reconocido, a sus ayudantes que laburan a la par, a los distintos eslabones dentro de la brigada, incluyendo a los bacheros, los que hacen el trabajo sucio y que suelen, en muchos casos, ocupar cargos de importancia dentro de una cocina. Son los que realmente comenzaron desde abajo.
Los mozos, sin dudas, son otro soporte importante en este trabajo de hormiga, o si se quiere en esta colmena que son los restaurantes. Son ellos la cara visible del lugar, los que se bancan a los clientes más pesados, a los que deben disimular cualquier problema personal, porque hay que satisfacer al comensal, por “pesado” que éste pueda resultar. Hay una abeja reina y también muchos peones.
Gracias a los gastronómicos que nos dan letra todos los días para hacer Fondo de Olla, y porque también agasajan nuestros paladares.
Desde que FDO revolucionó la manera de entender la crítica gastronómica, nos hemos encontrado con gente que agradece un comentario positivo, otros que te miran por encima del hombro porque creen que nos quedamos cortos, otros que se enojan con facilidad y uno no entiende por qué, unos menos que te niegan el saludo y hasta un puñado de chefs propietarios que no te quieren ver ni en figuritas. Hay mozos de profesión, otros que están de paso, eficaces unos, caracúlicos otros, confianzudos. Hay de todo en la viña del señor y lógicamente eso pasa en la cocina y en el salón.
De todos aprendemos, de todos valoramos lo que hacen, aún cuando no nos cuenten entre sus preferidos. Fondo de Olla es lo que es gracias a ustedes, los que deben trabajar en las fiestas, o en el día de su cumpleaños, que tienen que darle prioridad al trabajo y estar ausentes aún cuando la familia lo requiera. Va de suyo que nosotros no existiríamos sin vuestro trabajo. Feliz día, gastronómicos.