Frank's: Contra la Ley Seca

Miércoles, 26 de marzo de 2014
Frank’s es el primer bar speakeasy de la ciudad, al que sólo se accede con una contraseña, y luego marcando cuatro números que deben discarse en una cabina telefónica. Un lugar con excelentes tragos, buena onda y algo para picar.


Vale la pena hacer un poco de historia. Los Estados Unidos se jactan de ser el país más liberal del mundo (y tal vez lo sean pero solamente en economía). Es sabido que la sociedad yanqui está sometida a diversos pruritos religiosos, sobre todo provenientes de la región de Nueva Inglaterra. De la influencia nefasta de líderes religiosos ultraconservadores, protestantes, nació la Templanza, un movimiento que obligaba a ser moderados en la comida y la bebida (podríamos entender que los que hoy pregonan la supuesta comida consciente, son una especie de neopartidarios de la Templanza, al igual que vegetarianos, veganos, etcétera). Dejemos las discusiones al margen y volvamos al Siglo XIX. Fue en esa época cuando comenzaron a intensificarse los movimientos que proponían la regulación del libre consumo de alcohol, vigente hasta ese momento. Esta situación se agudizó cuando a llegaron a Norteamérica los inmigrantes europeos, más tolerantes que los predicadores protestantes ya afincados entre los cuáqueros. Es así que en el siglo siguiente, se promulgó la enmienda VXIII de la Constitución de los Estados Unidos (Ley Seca), que prohibía la venta de bebidas alcohólicas y castigaba a quienes las producían. Este período transcurrió entre el 17 de enero de 1920 y el 5 de diciembre de 1933. El senador Andrew Volstead, dijo en aquel momento que “el demonio de la bebida hace testamento…se cerraron para siempre las puertas del infierno”.

Pero hecha la ley, hecha la trampa. Así pronto nacieron los speakeasies, lugares donde se vendía alcohol camuflado, y donde los camareros les decían a los clientes “speak easy”, por las dudas que hubiera algún agente del gobierno cerca.


Pues bien, Buenos Aires ya tiene dos speakeasies, uno de ellos, el pionero, se llama Frank’s. El modus operandi es el siguiente: a través de las redes sociales se obtiene una contraseña que sirve para toda la semana. Una vez llegado al lugar, observamos una vieja casona con puerta metálica y una pequeña ventanita, desde la que un señor de tez morena y cuerpo voluminoso, te solicita dicha contraseña. Una vez adentro, la recepcionista te dará cuatro números, que hay que discar en el teléfono público allí ubicado, con lo cual se abrirá automáticamente la puerta. Y allí, por un largo corredor, llegaremos al salón principal, con su barra monumental en la que un grupo de bartenders sacude sus cocteleras a ritmo frenético.

En Frank’s no hay que perderse los tragos que prepara el equipo de bartenders comandado por Seba García. Aquí sólo vale la “Ley Mojada”.

Seba García (El Cantinero), designado “Mejor Bartender de la Argentina” en 2013 y por segundo año consecutivo por la Revista Bar & Drinks, dirige la batuta con manos sabias. Al decir de nuestro compañero de andanzas Leandro Caffarena, Seba es como un viejo cantinero yanqui, que conoce hasta el nombre de su cliente. Va de suyo que es mejor tener de psicólogo a un barman como éste, es mucho más divertido y provechoso. Encima te habla de fútbol (fana de Racing e hincha de Morón, amigo de Tigre, nada menos).


Volviendo a Frank’s, tuvimos la fortuna de ocupar una de las mesas ubicadas en el entrepiso, desde donde se observa todo el movimiento del salón. Muchos grupos de mujeres jóvenes y parejas, predominan mayoritariamente entre el público. La propuesta gastronómica incluye finger foods, sándwiches y classics. Lo mejor es pedir los dips “Uno de cada” (hummus, babaganush, crispy guacamole y cream cheese); sticks de pollo o langostinos, ceviche limeño; papas Idaho Style (en cubos con alioli picante y pimentón), y la monumental Frank’s Burger, con 230 gramos de carne, cheddar, panceta crocante, cebollas confitadas, papas al romero y salsa BBQ. Salvo el tiramisú el Contreau, los postres son de identidad yanqui. Pero atención, porque habrá renovación inminente. La carta cambia y se amplía, al punto de pasar a ubicar a Frank’s en la categoría de “restaurante”. Se informará a la brevedad.


El punto fuerte, sin dudas, es la barra. Si bien hay algunos vinos, cervezas y otras bebidas menos atrayentes, la cuestión pasa por la carta de cócteles: algunos clásicos y otros que son obra de la creatividad de Seba y el equipo. Así conviven el Bloody Mary, con el porteñísimo Cynar Julep; el Negroni Sbagliato (con Prosecco Canevari en lugar de gin) con el Daiquiri Nº 3; el Ron Fashioned con el Tequila Swizzle. Las posibilidades son muchas y se hace difícil la elección, tal vez convenga dejarse llevar por las recomendaciones de Seba y Juan Bóscolo, el manager operativo (que es lo que hicimos, por supuesto).

Frank’s es un lugar secreto no tan secreto, donde la Ley Seca pasa a ser Ley Mojada. Sólo basta conseguir la contraseña, discar la clave e ingresar a este submundo de los speakeasies, pero sin riesgo de que te agarre un buchón del gobierno. Eso sí, no es apto para abstemios. Queda en Arévalo 1445, Palermo Hollywood, teléfono 4777-6541 y abre de miércoles a sábados sólo por la noche. Escribir a reservas@franks-bar.com