Johnnie Walker Platinum Label: un whisky que destila exclusividad

Viernes, 14 de marzo de 2014
Bajo el sugerente título “Unlock the private journey”, Diageo presentó Johnnie Walker Platinum Label. El ámbito elegido no pudo ser mejor: Florería Atlántico. La organización estuvo a cargo de Hill+Knowlton Strategies.


Fuimos recibidos con el mismo trago que probamos oportunamente en la Fiesta Nacional del Whisky y que resultó muy refrescante: Johnnie Walker Red Label (ideal para mezlar) con ginger ale (que desgraciadamente desapareció de los mercados minoristas y actualmente tiene un solo proveedor en el país), y ralladura de limón.

También pudimos disfrutar de un bien preparado amuse-bouche, muy necesario para hacer base frente a la degustación que nos esperaba. Un párrafo aparte para la magistral presentación del producto que estuvo a cargo del maestro Juan Carlos Rodriguez Baucher. Para  los que no lo conocen, Juan Carlos es Brand Ambassador de Johnnie Walker desde hace muchos años y una de las dos personas que más conocimiento tienen de whisky, particularmente de whisky escocés, en la Argentina (el otro es Miguel Angel Reigosa, propietario del Café de los Incas, quien además está próximo a inaugurar el Museo del Whisky).

Juan Carlos es un apasionado de su profesión y une esa pasión a su habilidad para elaborar un relato mágico, mediante el cual hace soñar a quien lo escucha con los aromas a brezo, miel y mar de la vieja Escocia. Es un placer escucharlo en cualquier circunstancia, y un lujo poder preguntarle sobre los detalles de un mundo tan intrincado como el del escocés.

Un párrafo aparte mereció la presentación del Johnnie Walker Platinum Label, a cargo del maestro Juan Carlos Rodríguez Baucher. Para  los que no lo conocen, es Brand Ambassador de Johnnie Walker desde hace muchos años.

La disertación trató sobre las características principales del Johnnie Walker Platinum Label como una recreación de la histórica tradición de la familia Walker de crear mezclas personalizadas para sus mejores clientes o para los ejecutivos de la compañía. Pudimos disfrutar de un resumen de la historia de la firma fundada en 1820 en un almacén de Kilmarnock, y de su evolución hasta transformarse en el whisky más vendido del mundo. La charla tuvo algunas notas realmente de color, como cuando Juan Carlos contó que mientras que a principio del Siglo XX, Coca Cola llegaba sólo a cuatro países, Johnnie Walker estaba presente en más de cien, situación que le otorgó el título de ser la primera marca global.

Cabe señalar que el Platinum apareció en el año 2013 y se orientó hacia el mercado asiático. Fue parte de un cambio fuerte en la política de la compañía: se dejaron de producir el Green Label, que es lo que se conoce como un blended malt o vatted malt whisky  y Gold Label 18 years, y se empezó con la producción de Gold Label Reserve y Platinum. Éste último ocupa el mayor escalón en las mezclas estándar de Johnnie Walker después del carísimo y exclusivo Blue Label, y el whisky más joven de los que componen la mezcla es de 18 años lo cual nos regala un producto con muchísima personalidad.

En la degustación pudimos notar lo siguiente: su color es oro profundo, reflejo de sus numerosos años en tonel. En nariz es sugerente y bastante voluptuoso, floral y con una fuerte predominancia de cáscara de naranja. En boca es untuoso, con un sabor cremoso típico de Speyside, pero suave y liviano. Se mantienen las notas florales y de cáscara de naranja, y sobre el final hay cierto humo que hace acordar distintivamente a Islay o Skye. Es de final largo con un picante intenso en las papilas, que también seguramente es producto de usar whisky de las islas en la mezcla manteniendo el sabor a crema y naranja.

La mezcla es un secreto de Estado, sin embargo si tuviera que apostar por sus principales padres, me inclinaría por elegir dos pesos pesados en los single malts: Talisker 18 años, el magistral whisky de Skye, que le aportaría el picante, el ahumado y la reminiscencia de lo marítimo, y el Craggenmore 21 años que sería responsable de la cremosidad y la cáscara de naranja. Estamos ante un whisky de una magnificencia notable, bueno para cerrar una comida o para fumar un habano, elegantísimo y al mismo tiempo gentil, apto para el paladar masculino y femenino. Hay que felicitar a Diageo  porque es un gran producto. No nos extrañaría que el genial master blender de Johnnie Walker, Jim Beveridge, sea el responsable de tan noble bebida.

No es un whisky económico (poco más de $1.000*), pero como dijimos, se trata de un producto que destila exclusividad para aquellos que puedan permitírselo.



*Precio mediados de marzo 2014

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