El sur también existe. Pero es verdad que lo tenemos un poco olvidado. Por lo general, los circuitos gastronómicos se orientan a otras zonas, en el centro y norte de la ciudad. Las Cuarenta es un bodegón porteño con una carta larguísima y platos de gran volumen, muy aptos para compartir. Un típico bodegón donde la especialidad son los pescados y mariscos, los risotti, la infaltable parrilla y rarezas para estas épocas, como el conejo a la cazadora. El restaurante funciona en los Antiguos Corrales, mezcla de almacén de ramos generales, pulpería y corralón. Viejísimas botellas y elementos que en algunos casos fueron donados por los mismos clientes, adornan una ambientación clásica, donde también aparece un pequeño escenario que se utiliza los fines de semana para un show de tango. Al mediodía, tienen muy convenientes menús ejecutivos, uno de pasta más bebida, y otro de plato principal con postre, bebida sin alcohol y café. También se puede pedir a la carta en Las Cuarenta, al igual que por la noche. Las opciones, vale recordarlo, son compartibles y ello redundará en una adición que endulzará el bolsillo.
Para comenzar, entradas frías (jamón crudo o matambre con rusa, mayonesa de atún, copa de camarones) y calientes (mejillones a la provenzal, buñuelos de espinaca, gambas al ajillo, degustación de mar para varios); también tortillas y omelettes. Los platos combinados no son otra cosa que los clásicos porteños, como milanesa a la Napolitana, suprema a la Maryland y milanesa de ternera completa, con papas fritas y dos huevos fritos. Para compartir son los risotti, en once versiones, entre ellas con pulpo, hongos al vino blanco o conejo. Los pescados y mariscos también aparecen en diversas opciones de brótola, salmón rosado, abadejo y trucha, así como las infaltables cazuela de mariscos y paella. Hay parrilla, con provoleta, achuras, cortes vacunos y brochettes. Pastas caseras para todos los gustos y los platos “al estilo de Las Cuarenta” completan una carta completísima. Entre estos últimos, bondiola a la pizza, lomo a la mostaza, costillas de cerdo a la Riojana, y el bife a Las Cuarenta para dos personas (dos cortes de carne, rúcula, papas españolas, provoleta, panceta, morrón y aros de cebolla.
Las Cuarenta es un bodegón porteño con una carta larguísima y platos de gran volumen, muy aptos para compartir
Para el final, hay postres “tradicionales” y “especiales”. Los primeros con el panqueque de manzana quemado al Rhum a la cabeza, y los segundos, con la Copa Positano, frutillas flambeadas y el “imperdible” según la carta, sorbetto de limón. La carta de vinos se limita a unas pocas bodegas. Recomendamos el Nina Petit Verdot, de Bodega San Huberto, casi a precio de vinoteca. El servicio de mesa cuesta 10 pesos.
