Muchos Messi y ningún Maradona

Miércoles, 19 de septiembre de 2012
En este caso no vamos a hablar de los dos mejores jugadores de la historia del fútbol argentino, sino de los cocineros. Chefs o no, porque al fin y al cabo aunque seas talentoso no siempre llegás a “jefe”. Dos estereotipos para elegir uno de ellos.


Primero, hagamos una síntesis de Diego Maradona fuera de las canchas. Díscolo, maleducado, prepotente, peleador, fanfarrón, desagradable, “fiestero” y con alto perfil mediático. Un  mal ejemplo para todos, una vergüenza para la imagen de lo que sea. Inversamente proporcional a lo que representó como jugador. A muchos compatriotas les gusta eso, a mí nada. En segunda instancia, Lionel Messi. Callado, tímido, humilde, sin aros ni “looks” que llamen la atención, no hace declaraciones salvo cuando se lo exigen, no es amante de las salidas nocturnas y es un cultor del bajo perfil. Ejemplo de una Argentina que queremos (al menos de la que quiero para mi país). Muchos se enojarán con la descripción hecha del “Dios”, como se exagera al hablar de Maradona, a quien se le perdona todo porque es “un ser superior”. A Messi, en cambio, le dicen que no es líder, pero ni lo quiere ser. Como es, le basta para ser el mejor del mundo y para muchos (entre los que me cuento) el mejor de la historia. Pero es el que no tiene hinchada, nunca jugó acá y lo acusan de no cantar el Himno.

Ahora bien, pasemos a la cocina. ¿A vos qué cocinero te gusta? ¿El que es como Maradona, o el que se parece a Messi? Hoy estamos viviendo una plena etapa de egocentrismo. Hoy el cocinero (muchos, no todos) se considera algo así como un piloto de avión o un médico. En sus manos está poco menos que nuestra propia vida. Claro que no es tan así. El cocinero nos prepara cosas ricas, y las presenta como si fueran obras de arte, efímeras, pero que al fin y al cabo lo son. Ahora bien, hay muchos que crean los platos y le tiran la pelota a la brigada. Que se arreglen ellos. Les gusta más pavonearse por el salón que quemarse los dedos y transpirar la gota gorda en un ambiente caluroso, insoportable, soporífero, aún en invierno.

A un Maradona cocinero, le gusta salir a recibir aplausos de los periodistas, que lo adulamos cual ídolo de la pelota redonda. Creo que bastaría una felicitación y un agradecimiento, si no están arriba de un escenario como para ser merecedores de una claque. Un Messi, en cambio, trataría por todos los medios de no salir a dar la cara, su lugar es la cancha, o en este caso la cocina. Se pone colorado ante cualquier elogio, no se cree el más grande, “no se la cree” de ninguna manera.

Un Maradona cocinero no aguantaría una sola crítica. Su ego es tan grande como el Maracaná, no es capaz de comprender que alguien lo cuestione. Se considera el inventor del fútbol, perdón, de la cocina argentina. Y ojo que lo pongo con minúscula, porque cómo darle mayúsculas a algo que aún no existe. Un Messi cocinero, aceptaría una opinión diferente a la suya, reconocería un error (que todos los tenemos). Le daría lo mismo cocinar para el Rey de España que para el vecino de enfrente. Trabajaría para ayudar a crear un estilo propio.

¿Quién es mejor? Maradona o Messi. Haciendo lo suyo dentro de la cancha o de la cocina, a ambos los quiero tener en el equipo.  Pero a uno de ellos le cosería la boca para que no hable más, le haría cambiar el “look” para parecer más formal, lo dejaría trabajando dentro de la cocina, demostrando todo lo bueno que sabe hacer, evitando que salga a hablar pavadas. Cocinando para mí y para mis amigos, para los clientes y de última también para los periodistas “claqueros” (tampoco el pan se le niega a nadie). Al otro, al que es como Messi, mejor no le digo nada, lo dejo hacer porque estoy seguro de que va a hacer una obra de arte sin creerse un artista. Si invitás a uno a opinar, no lo va a  hacer porque se siente un ser superior. El otro te contestará humildemente, te enseñará sin hacértelo notar. Y te escuchará aunque estés lejos de su capacidad y conocimientos, mucho menos en habilidad con la pelota (digo con el cuchillo en la mano).

De los dos tipos de profesionales puedo esperar que me preparen cosas ricas. Eso sí, yo quiero tener varios Messi y ningún Maradona. Pero es apenas un punto de vista. ¿Qué dé nombres? No hace falta, somos pocos y nos conocemos mucho. Total habrá quién se dé por aludido hacia uno u otro lado.

 
Más de Olla Oxidada