Fondo de Olla tiene su “espía cuyano”. A partir de ahora, nos contará todos los entretelones de las provincias de Mendoza y San Juan. Así que tiemblen restaurateurs de la región, porque nuestro nuevo colaborador va de incógnito y no perdonará a nadie. En su primera participación en FDO nos cuenta cómo le fue en Nadia O.F., al que los inefables miembros de la Academia Argentina de Gastronomía (cuánta pompa y circunstancia) catalogaron como el “Mejor Restaurante” del país.
No veía la hora de cenar en el recién “renovado para parecer rústico” Restaurante Nadia O.F. en Chacras de Coria, Mendoza. Votado “Mejor Restaurante de la Argentina 2012” por una tal “Academia Argentina de Gastronomía”, esperé una fecha importante para hacerlo. Había comido hace cinco años en su restaurante de la Bodega O'Fournier. Me encantó el menú, sus vinos y más que nada las increíbles vistas de la montaña nevada, como fondo de su espacio entre los viñedos bajo el gran cielo de Mendoza. La experiencia entró primero por la vista. Lamentablemente, no hay forma de replicar ese entorno en Chacras de Coria y menos de noche. Así es que, como era verano, reservé una mesa en el patio. Me aseguré previamente por teléfono si tenían la opción de los seis pasos también para vegetarianos, y sí había (aclaro que no era para mí ese menú).
Apenas sentados en una mesa sobre un deck negro, al lado de la cocina, notamos con mi acompañante vegetariano que, en lugar de olor a comida cocinándose, olfateábamos barniz secándose. Pero no había otro lugar en el restaurante (suerte para ellos: era sábado) así que de entrada ya perdí un poco el apetito. Como la comida y el vino entran primero por la nariz, ya empezamos esta experiencia gastronómica con una pequeña nube gris por encima de nuestra tambaleante mesa. Debo decir que el menú es creativo y cambia con frecuencia, lo que para mí es señal de estar en presencia de un buen cocinero. También esa virtud te da ganas de volver, más cuando vivís en Mendoza donde hay tantas opciones entre la ciudad, las bodegas, los petit hoteles y hasta los amigos con casas en la montaña. Nos sentamos, revisamos el menú, elegimos la opción que va con los vinos O'Fournier de las líneas Urban y B Crux (porque no hay otras etiquetas que no sean de la bodega del esposo de Nadia) y también agua sin gas al natural. Aunque la moza demoró un poco, finalmente nos vio y se detuvo en nuestra mesa. Tomó el pedido “de a una”. Había apuro en el ambiente y se notaba por el chillido del deck con estos mozos corriendo pa' allá y pa' acá. Plato 1, Plato 2, Plato 3. Salieron sí, pero uno detrás del otro. Tuve que decir: “¡Esperá, todavía no lo lleves, aún no terminé!”.
Nos sentimos como en Times Square, pero ¿cómo? No podíamos estar en un lugar más opuesto del mundo. Era verano, noche, Mendoza y más lejos todavía, Chacras de Coria. Si no hay paz aquí...
Para no volver tanto a la mesa, la camarera decidió llenar hasta el tope nuestras copas, lo que hizo calentar los vinos con la temperatura que daba la vecindad de la cocina. Debo decir que los platos eran buenos. Ingredientes frescos en cantidades mínimas. Pero, ¿pequeñas bolas de sandía acompañadas con vino blanco? Desde mi infancia, me avisaron que era una mezcla letal para el estómago y no era noche para romper mitos (más allá del falso mito de que sandía con vino te mata). Otro plato que no me convenció y que no daba para maridar con el vino era la Sopa fría de yogurt con pepino y menta. ¿Esos extraños acuerdos lo encontramos en el supuesto Mejor Restaurante de la Argentina, o estábamos en un picnic?
Aunque nos fuimos sonriendo, porque el vino se tornó en protagonista de la noche, hemos decidido que si queremos comer la comida de Nadia en un entorno majestuoso y con paz, hacemos el esfuerzo y vamos al Restaurante de la Bodega O' Fournier. Una vez en casa, debo admitir que revisamos la heladera para ver si teníamos algún pequeño snack. ¿El séptimo paso….?