Oporto Almacén se porta cada vez mejor

Viernes, 5 de diciembre de 2014
Oporto Almacén - 11 de Septiembre 4152 - Tel.: 4703-5568. Abierto mediodía y noche. Principales tarjetas.

Cocina: Porteña

Barrio: Núñez

Precio: $$$

A un año de su apertura, Oporto Almacén muestra hoy una imagen renovada. A la propuesta inicial, simple, basada en clásicas preparaciones de la cocina porteña, suma ahora las creaciones del chef Tomás Di Lello.



Oporto Almacén
nació a fines del año pasado con su propuesta de vinoteca + rotisería + casi bodegón (no por nada la casa cuenta con una réplica del mostrador de Miramar, que en este caso divide cocina de salón). Con el agregado de las noches, también se incorporaron platos más elaborados producto de la imaginación del chef ejecutivo, Tomás Di Lello. Oporto, como lo dijimos en su momento, posee una estética diferente, obra de Horacio Gallo, donde abundan los azulejos (un icono de la ciudad portuguesa de Porto), tres niveles (salón principal, vinoteca en el primer piso con algunas mesas para quienes deseen comer allí, y una terraza). El sector Rotisería se mudó a un local contiguo, con lo que se ganó espacio para la ubicación de otras mesas y sillas.

No vamos a extendernos más en la ambientación, aunque sea motivo de curiosidad y sorpresa para el público. Preferimos ir de lleno a lo que más nos interesa, que son las comidas y las bebidas. Si se pensó que el vino iba a ser protagonista, así ocurre, pero la noble bebida tuvo que compartirlo con la cocina de Tomás Di Lello, chef ejecutivo de la casa, más el aporte de Luis Gutiérrez, un cocinero de batalla, como los de antes.

Las preparaciones porteñas tienen empero un toque personal, que le imprime la cocina comandada por este joven profesional que trabajó, entre otros lugares, en La Bourgogne de Buenos Aires. Hay, por ejemplo, lengua a la vinagreta y vitel toné, con el sabor original pero aggiornados en su presentación. Hay otras delicias que provienen de la Rotisería, como el jamón casero horneado; terrina de carne al oporto; alcauciles con lima y limón, etcétera. Al mediodía, también tienen tres menús de precio fijo, o bien se puede pedir a la carta. En este caso, optar por los espárragos con asadito criollo; morcilla con papas rejilla y salsa criolla; tartar de lomo sellado; chuleta de cerdo; milanesa napolitana; bife angosto con papas dauphine (como las de las monjas de Luján).

En Oporto Almacén siguen firmes las raciones de la rotisería, a lo que hoy se agregan las cenas con platos elaborados a conciencia por el chef ejecutivo, Tomás Di Lello.

Para la cena, también hay raciones y quesos de la rotisería, pero lo mejor es aprovechar una cocina más elaborada. Hay ceviche de pesca blanca y pulpo; morcilla con manzanas y avellanas; ravioles de berenjenas, salsa de tomates y albahaca fresca; magret de pato con remolachas, puré de zanahorias y syrup de limón (excelente plato hasta en lo visual); langostinos y calamares con salsa de crema y hojaldre; pollo BB rostizado, y T-Bone de 700 gramos (estos dos últimos salen con puré, salsa bearnesa y chutney de manzanas y son compartibles). Para concluir con lo dulce, copa de vainillas caseras, chocolate y merengue; duraznos frescos en almíbar de vainilla, masa bretona y crema de algarrobina; soufflé helado de naranja, más el porteñísimo panqueque de dulce de leche.



Hay que tener en cuenta que la carta de vinos es obra de expertos, y claro que ello se nota. También los precios son de vinoteca, agrupados en forma didáctica. Muy buena decisión es la posibilidad de pedir platos para celíacos, libres de TACC. El café es Illy. Se cobra servicio de mesa pera la panera se destaca en cantidad y calidad. Un dato adicional es que la barra ofrece tragos Oporto, que inclusive pueden pedirse en jarra de litro. Vale la pena este almacén, la verdad es que Oporto se porta, aunque la noble bebida portuguesa que la da nombre al restaurante, sea cada vez más difícil conseguirla en el país.

 
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