Para Catena no es un cuento chino

Jueves, 12 de julio de 2012
Catena Zapata es la primera bodega argentina que abre sus propios locales en China, de la mano de su distribuidor local. La primera de una serie de “casas” fue inaugurada en la ciudad de Zhuai, provincia de Guandong. Les contamos la experiencia de Gastón Pérez Izquierdo, CEO de la empresa, durante su última visita al país asiático.


Gastón Pérez Izquierdo está acostumbrado a vuelos de 35 horas. El destino “China” es hoy por hoy una gran oportunidad “a punto de explotar” para la Bodega Catena Zapata, lugar al cual su CEO debe viajar al menos dos veces por año. Es que a los chinos les gusta el “face to face”, son menos formales que los japoneses, muy cálidos y suelen sellar un acuerdo con un simple apretón de manos. Luego hay que cumplir los compromisos asumidos y así la relación seguirá siempre viento en popa. Es curioso para nuestras costumbres, pero el empresario chino se reúne a comer con su anfitrión acompañado de su familia, siempre con un traductor a la vista. Y cuando vienen al país es lo mismo, habrá que atenderlos de la misma manera, uno con su esposa e hijos si éstos poseen una edad cuanto menos lógica, y ellos también con su grupo familiar. Perez Izquierdo señala "como le dije al Primer Ministro, tengo que destacar la enorme calidez y cordialidad con la que me tratan en cada viaje".

El último viaje de Gastón al país más poblado del mundo coincidió con la apertura de la primera “Casa Catena Zapata”, donde solamente se venderán los productos de una de las bodegas líderes de nuestro país en materia de exportación. También habrá degustaciones y charlas. La primera de esta serie de “Casas” está ubicada en la ciudad de Zhuai, provincia de Guandong. Pérez Izquierdo estuvo en Shangai y Beijing (en la vieja Pekín funcionará la casa central). El diálogo compartido frente a un “Menú de Sidrería”, en Sagardi, nos dejó un abanico de conocimientos de China, un país que sigue siendo enigmático para nosotros, pero que poco a poco se va convirtiendo en una gran atracción comercial para el país. Es así que en los últimos días llegó a Buenos Aires el primer ministro Wen Jiabao, con quien Pérez Izquierdo tuvo la posibilidad de mantener una charla fuera de protocolo, durante la visita al campo La República, donde varios empresarios argentinos (entre ellos el CEO de Catena Zapata) le contaron sus experiencias comerciales en el gigante asiático.

La bodega cuenta con un importador exclusivo, que es propietario del Grupo BETC, que entre otros emprendimientos posee los restaurantes Obelisco, en Shangai y Beijing. Gastón nos cuenta que al frente del local de Beijing hay un obelisco con un tercio del tamaño del porteño. Al momento de la apertura de estos locales, viajó especialmente el propietario de Rosa Negra, para asesorarlos. El de Shanghai está ubicado en una zona que los chinos que conocen Buenos Aires definen como el “Puerto Madero” de la ciudad, pero que aún está en su primera etapa de crecimiento. Este importador tiene socios locales en Buenos Aires, y han orientado los esfuerzos a difundir la cultura argentina, con la gastronomía en un protagonismo que no deja de sorprender.

Desde la izquierda: Jorge Crotta (Export Manager de Asia), sommelier Zhang y Gastón Pérez Izquierdo (CEO de Catena Zapata)

Nuestro interlocutor nos deja sorprendido con un dato también muy curioso: los chinos compran un CZ Estiba Reservada como regalo de lujo, nunca para consumo propio. Sí es más que probable que el que regala, también reciba en otro momento un vino como obsequio de otra persona. Es por ello que el 67% de los “Estibas” que se producen son vendidos hoy en China. Y actualmente, asegura Gastón, este país será a fin de año el tercero en importancia dentro de las exportaciones de la bodega en vinos Premium. En un nivel un poco “más masivo” dentro de la calidad que exigen los compradores locales, el D.V. Catena es el más vendido. En verdad los chinos aún están en la etapa inicial en el consumo de vino y tienen un enorme interés en el tema, algo que va creciendo día a día. Por ejemplo, una particularidad en el consumo es que hay continuos “gan bei” (brindis) que exigen hacer “fondo blanco”. Y es habitual también que cuando un chino se dispone a beber, choque levemente la copa de quien tiene a su lado.

Las costumbres culinarias de ese país no estuvieron ausentes de la charla. Además de referir que los chinos beben mucho “alcohol”, señala que si uno pide agua para acompañar la comida, ésta llegará inexorablemente caliente a la mesa. Y explican que es más “sano” beber de esa manera, con la temperatura del cuerpo humano. En Beijing un clásico es el pato laqueado, del que sobre todo comen la piel y la grasa. Gastón afirma que la comida de Beijing es un poco picante, pero tal vez algo más “amable” a nuestro paladar. La cantonesa, en cambio, se basa principalmente en frutos de mar. Existe un dicho cantonés muy conocido: “Cualquier animal que torna su cara al sol puede ser comido”. Los pekineses, en cambio, tienen otro dicho: “Los cantoneses comerán cualquier cosa que nade excepto un submarino, cualquier cosa que vuele excepto un aeroplano, y cualquier cosa que ande excepto un tanque”. La verdad es que en muchos restaurantes de Shangai existen grandes peceras de las que uno puede elegir lo que va a comer. Así le ha tocado a nuestro interlocutor probar una especie de “babosa” denominado haisen, extraída a200 metrosbajo el mar. La sirvieron con repollo y el plato costaba 500 dólares. Los chinos suelen decir cuánto cuesta cada plato, sobre todo para mostrar que valoran y respetan a su invitado.

Y un último dato, los mismos chinos recomiendan un restaurante porteño,  emblemático de la cocina de su país. Se llama Shi Yuan y queda en la calle Tagle. Como para tenerlo en cuenta, pero ésa será otra historia a contar próximamente en Fondo de Olla.

 
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