Te Mataré Ramírez - Erotismo Gourmet

Jueves, 24 de octubre de 2013
Carlos Di Cesare de Te Mataré Ramírez, nos cuenta cómo ideó un restaurante de Cocina Afrodisíaca y relata una anécdota increíble con  clientes brasileños como protagonistas. Aunque hay muchas otras que no se pueden difundir.



Antes de comenzar la lectura de esta entrevista con Carlos Di Cesare, encargado de marketing y relaciones públicas de Te Mataré Ramírez, te recomendamos acceder a nuestra nota de Olla Restós, para enterarse un poco más de lo que ofrece el primer y único “Restaurante Afrodisíaco” del país. Y ahora, antes de la comida y del show, nos recibe este personaje de la noche gastronómica, el que idea la carta, la maquilla con una prosa inconfundible en la descripción de los platos, le da su toque personal a la cosa y elige los shows que acompañan el morfi.

Di Cesare nos recibe mientras atiende al personal, da instrucciones y espera la llegada del público, la mayoría parejas, sin distinción de edades. Nos dice que TMR “es un restaurante temático de vocación erótica, romántica y teatral”. Y agrega: “Diseñado para cenar en pareja, aunque vienen muchos grupos de turistas, es ideal para una noche especial pues el espacio está plagado de provocaciones como para estimular el deseo amoroso, siempre desde un criterio artístico y estético, con belleza y poesía”. La casa no sólo brinda servicios desde la cocina, también ofrece muestras de arte plástico erótico, shows de diversos géneros (humor, danza, teatro, cabaret, magia, títeres) siempre de un contenido de alta sensualidad y estímulo erótico, talleres de spriptease, grupos de encuentros de reflexión sobre el amor y los vínculos, sesiones de fotografía erótica. Te Mataré abrió sus puertas en un local más pequeño que el actual, el 9 de noviembre de 1995. Una trayectoria que certifica que la propuesta es válida y atrayente desde lo visual, lo gastronómico y lo sensual.

Nos cuenta Carlos Di Cesare que casi un año después de la inauguración del restaurante, después de haber generado diversas noches temáticas, se avecinaba la primavera de 1996 y surgió la idea de hacer un menú afrodisíaco, ya que “si todo el mundo relaciona esa estación del año, ¿por qué no hacerlo nosotros?”. Y señala que “sabíamos que, con recetas  adecuadas, no era suficiente, que la idea merecía algo más, como una ambientación al tono y otros detalles que fueron apareciendo como necesidades con el correr de los días”. Afirma también que “allí entendimos que los platos precisaban tener títulos, o nombres propios como los tienen las diversas posiciones del Kamasutra”. Dice que no fue difícil para alguien que como él mismo, ya era un apasionado del arte erótico y que contaba con mucho material bibliográfico. Luego vino la idea de colgar arte plástico erótico, cambiar colores tirando hacia al rojo y el bordó. Buscaron nuevas texturas, más sensuales.

Algunos dicen que la Cocina Afrodisíaca no existe, pero Carlos Di Cesare demuestra lo contrario. Te Mataré Ramírez, satisface los paladares, la vista y también los instintos sexuales.

El menú, que inicialmente estaba previsto ofrecerlo sólo durante el mes de septiembre, continuó mes a mes hasta que cuando transitaba el año1996, decidieron que Te Mataré Ramírez virase de multiétnico a afrodisíaco. “Esa decisión fue un impulso que nos dio la gente con la aceptación de la idea que tuvimos”, afirma Di Cesare.

A su juicio, un restaurante es afrodisíaco a partir de que tiene platos que estimulan y satisfacen los sentidos, que provocan sensaciones de placer. Que los nombres de esos platos, imágenes eróticas desde la más sutil a la más visceral, son giros poéticos cargados de romanticismo. “Lascivia y belleza, combinación perfecta para obtener libertad, y entrega absoluta a la hora en que nuestra carne es la que habla”, se entusiasma el entrevistado. Y agrega que “esto último la síntesis de nuestra propuesta, unir la subjetividad poética con la objetividad carnal, y también es lo que nos hace únicos, pues en el negocio del entretenimiento erótico, nadie se ha detenido a trabajar la poesía romántica”. Entiende además que lo más importante de todo, es que a la hora de armar un plato, se busca aguijonear el deseo amoroso con el afrodisíaco más poderoso que existe, “la imaginación”. Advierte que “nadie puede creer que porque coma un plato en Te Mataré Ramírez, se irá convertido en una locomotora sexual”. Y continúa aclarando que “si fuese verdad que existe un ingrediente auténticamente afrodisíaco y supiésemos cuál es, seríamos millonarios”. Se trata de una propuesta lúdica, de un juego que quien lo juegue, quien se entregue a las reglas y las convenciones de esta propuesta, con absoluta seguridad tendrá una noche diferente con su pareja, “como cuando en el teatro nos parece verdad lo que es ficción y nos duele el corazón en una escena triste”. Los shows, que son tan importantes para el público de TMR, son “Rubor, Sexo al Oído”, una puesta basada en la palabra de altísimo voltaje humorístico y erótico. A cargo de una actriz y un actor (Fernanda Caride y Adrián Batista) ya hace 9 años que se exhibe en este espacio. “Callejón de muñecas”, en tanto, consiste en una puesta coreográfica… o mejor dicho es un espectáculo de magia… o las dos cosas. Dolly Kent, maga, actriz y bailarina, logra tener al público en vilo durante su espectáculo con sus trucos, su belleza, su erotismo y talento. Está acompañada de dos bailarines y desde diciembre del año pasado, este espectáculo es fuertemente aplaudido. Lo hemos visto y creemos que CDC no exagera un ápice. “Amor Inglés” es una puesta de danza teatro que llevan adelante tres bailarinas y un bailarín, con gran riesgo erótico corporal. Un camino transitado sobre el filo de la navaja que dispara la imaginación y la fantasía, que invita a soltar el lastre de las inhibiciones. Bella y finamente hot, muy hot. “La femme boudoir” es una meticulosa recreación sintética del cabaret de los años ‘30 y ’40 del siglo pasado, donde se busca realzar a la mujer en su condición de diva inalcanzable y alcanzable a la vez. Una suerte de homenaje a todas las diosas de la historia del espectáculo. A cargo de dos bailarinas y una cantante, “logran instalarnos en viejas e idealizadas épocas guardadas hoy en el Olimpo del espectáculo”. A esta altura, recomendamos leer la carta, con sus increíbles descripciones eróticas de los platos.

Le preguntamos a Carlos acerca de las anécdotas más jugosas que le ha tocado presenciar en su restaurante. Nos dice que “más allá de los casamientos de parejas cuya primera cita fue aquí, más allá de los niños que han sido concebidos después de una cena en esta casa y que los mismos clientes nos lo han contado, algunos de esos chicos, hoy mayores de edad, han querido conocer el lugar”. Pero aclara que hay muchas anécdotas que no se pueden contar. Relata que “normalmente las historias más jugosas tienen lugar después de hora, ocurre con mesas que se van quedando y que piden otra copa u otro café, y otro y otra. Suele ser gente aficionada a la tertulia, que no tiene apuro por irse y que aprecia la temática del lugar. Suele ser gente que ha vencido ciertos prejuicios, que anda libre de ciertos temores y en busca de placeres. En todos los casos se trata de gente agradable en el amplio sentido de la palabra”. Continúa afirmando que “uno se acerca, pregunta si todo salió bien, y en el acto se detecta si se trata de gente como uno. Hay algo que se transmite, un tono en la voz, la distención en los gestos, en la mirada, mientras se habla de placeres y búsquedas”. Muchas veces se extiende la conversación hasta muy tarde, y el personal se va retirando para que la atención a estos especiales clientes quede solo en manos adecuadas. Señala el entrevistado que sólo puede decir que “muchas amistades cultivadas durante años, comenzaron en esas veladas”. Y recuerda que “una noche, tres brasileños con aspecto de señores distinguidos, llegaron a Te Mataré Ramírez acompañados de cuatro señoritas, brasileñas también ellas, de risa fácil y eufóricos modos. Muy exuberantes todas ellas, haciendo notar de manera explícita las virtudes que le había dado la naturaleza. Más sobrios los señores, parecían estar en una suerte de ‘recreo’ de fin de semana. Esa fue la noche en la que, después de hora y con mucho champagne adentro, mis clientes me brindaron el show a mí. Generosos estos señores, me invitaron a compartir las bondades de la alegría carioca. Y aunque quisiera, no podría contar más”.

 



 
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