UN CRACK

Osvaldo tiene un método Grosso

Lunes, 9 de septiembre de 2013

La verdad sea dicha: el que es grande de verdad no necesita hacerse notar, ni tener actitudes vanidosas. Osvaldo Gross (un grosso, sin dudas) es uno de los mejores pasteleros argentinos. Pero no se la cree.

Quizá por su origen (nació en Esperanza, el pueblo santafesino que es símbolo de la inmigración en la Argentina),Osvaldo Grosses como es. Estamos hablando del mismo personaje que vemos a diario en la tele (antes Utilísima, hoy ElGourmet.com), pero a quien no lo han obnubilado las luces de las cámaras. Como periodista lo he molestado varias veces para consultarlo, pedirle datos, fotos, consejos, etcétera. Nunca se ha negado, jamás. Siempre se tomó más que unas horas de tiempo para responder. Y me consta que cualquier alumno que haya pasado por las aulas del IAG, donde es director del Area de Pastelería, tendrá en Osvaldo a una especie de “libro abierto” de consulta. Siempre él mismo atenderá los pedidos, solícito como pocos.

Decíamos que Esperanza fue escenario de uno de los primeros asentamientos organizados de las colonias agrícolas que, integradas por extranjeros de diferentes países, vinieron a poblar estas latitudes. A comienzos del Siglo XX, los abuelos de Osvaldo Gross, provenientes de Austria y Alemania, formaron parte de ese contingente pletórico de ansias de trabajar y de conseguir un futuro mejor. Osvaldo vivió hasta los 18 años en el pueblo, el mismo lugar donde también nacieron sus padres, y a partir de esa edad, una vez finalizados los estudios secundarios, orientó su proa de vida hacia la ciudad de La Plata donde comenzó a estudiar y se recibió de geoquímico, una carrera universitaria que combina las ciencias naturales con las ciencias exactas. Durante 10 años, trabajó en un laboratorio en la especialidad que había elegido para desarrollar en su vida, hasta que algunos “pequeños detalles” cambiaron totalmente el rumbo de su destino y llegó a amalgamar la dureza de la roca, con la deliciosa sensación de poder degustar el postre favorito. OG es geoquímico, una profesión que dejó por los “dulces”, aunque siempre le ha servido de soporte dentro de sus conocimientos en la cocina (es que la química nunca está ausente en el arte de cocinar).

Un día Osvaldo comenzó a trabajar en un restaurante para sacar los postres. Durante el día continuaba con el trabajo en el laboratorio, y por las tardes iba a preparar dulces. La siguiente escala fue otro restaurante, al que asistían integrantes de la farándula porteña. Por ese tiempo fue a visitar el Hotel Hyatt (hoy Four Seasons), antes de que abriera, y se encontró con un chef pastelero francés, Roland Binet, quien le pidió que le hiciera de traductor durante un tiempo. Así pidió un mes de licencia en el laboratorio y cumplió esa función en el hotel de la calle Posadas. Fue allí donde pudo incursionar a pleno en la pastelería y realizar cursos de perfeccionamiento y aprendizaje en distintos países del mundo como Japón, Singapur, Francia y Alemania. El conocimiento de idiomas como francés e inglés, sumado a algo de alemán, le ayudarían en esa tarea. Cuando se fue del Hyatt, trabajó en otros restaurantes hasta que en 1999  viajó a San Pablo para hacer pastelería en el restaurante de un argentino. Pero la experiencia duró sólo tres meses y regresó al país. Osvaldo también es autor de varios libros:“Pastelería sin secretos” editado en 1999;“Pastelería  base”, de 2007, y a mediados de este año se editó“Chocolate”, de Editorial Planeta. A la hora de elegir un postre, Osvaldo Gross se orienta a lo clásico: strüdel granulado de manzana, alguna tarta, en síntesis cualquier postre que tenga manzanas. Pero acepta que también le gusta mucho el chocolate, y dice “mirar con respeto al dulce de leche”, pero... Gross recuerda que se crió rodeado de lácteos, y de eso viene el hecho de que no lo apasionen tanto estos productos.

Osvaldo, más que Gross, es un Grosso. Y como todos los que saben, lo demuestran con una actitud prudente y discreta. Nada de exacerbaciones ni veleidades mediáticas. Un tipo común, que se preocupa por capacitarse, siempre, y que es además un docente dispuesto a ayudar a los demás. Ni más ni menos, que el geoquímico que se hizo experto en postres. Y que es una excelente persona.  

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