Apostando a la diversidad

En las últimas semanas, hemos estado interiorizándonos sobre las propuestas carnívoras que se encuentran a lo largo de Puerto Madero. Y, en rigor de verdad, la de Villegas Restó Grill es la que más se acerca al bolsillo del público argentino de clase media, cada vez más olvidado de la mano de Dios (y de los gobernantes, ya sean populistas como los que se fueron o libertarios como los que están ahora).

Si hay quienes te cobran el equivalente a 100 dólares un bife de lomo, ó 50 porque da lo mismo, la cantidad de argentinos que puede (y quiere pagar esa fortuna) es ínfima.

No deja de llamar la atención que, en Villegas, por ejemplo, hace una semana la entraña entera costaba 20.800; el baby beef de 750 gramos estaba a $ 23.900 y el ojo de bife de 450 gramos, a $ 13.500. Si en este lugar les cierran los números cobrando estos valores, no se entiende por qué otros, en el mismo barrio y fuera de él, cobran dos, tres y hasta cuatro veces más por estos cortes.

Pero la noticia ahora es otra. Y tiene que ver con la nueva propuesta de vinos de Villegas. Los restaurantes de carnes o simples parrillas, da lo mismo, tienen registros que son elocuentes. 

El consumo de vino tinto es mayoritario; pocos piden blancos y rosados por más que haya maridajes muy recomendables, como por ejemplo mollejas con Torrontés.

De ahí que debe ser bien recibida la iniciativa de la sommelier Mariana Gil Juncal, que propone justamente diversificar el consumo de vinos, ya no solamente por el color sino también por la incorporación de etiquetas de bodegas menos conocidas. Y ampliar el abanico, precisamente, a todas las regiones vitivinícolas de nuestro país, aún de sectores muy marginales.

Una presentación a la prensa sirvió para corroborar esta propuesta, pero también exhibir algunos nuevos platos de cocina de la carta de Villegas. Son creaciones del chef Mario Silva, que pusieron a prueba a los ocho vinos que se ofrecen como especiales.

El primero fue un Albariño, de Balcarce, provincia de Buenos Aires, elaborado con el nombre de Insólito, por Delfina Pontaroli. 

Acompañó a un milhojas de papas crocantes con guacamole, langostinos grillados y mayonesa de lima.

Luego fue el turno de un Pinot Noir, de Trevelin, provincia del Chubut. Está elaborado por Sofía Elena y el nombre es Contra Corriente. 

El plato elegido fue una croqueta de morcilla y mango, sobre romesco y alioli de mostaza.

Paso siguiente, la empanada de carne cortada a chuchillo con un Malbec de Familia Azcona, elaborado en el Valle de Pedernal, provincia de San Juan, y Sunai Ilógico, de Agustín Lanús, otro Malbec de tres terruños diferentes de los Valles Calchaquíes y otras tantas provincias.

Los siguientes vinos acompañaron los dos últimos pasos: una brochette de lomo marinado, con panceta, pimiento rojo y cebolla colorada. Y el paso final salado, fue bife de chorizo ancho con puré de boniato y cebollas caramelizadas al vino tinto.

Los restantes vinos que fueron servidos durante la cena, fueron los siguientes: La Puerta Gran Reserva, blend de Malbec, Bonarda y Syrah de Chilecito, La Rioja (Bodega La Puerta, enólogo Javier Collovati); Desierto Pampa Cabernet Franc, de Bodega del Desierto, provincia de La Pampa, por Sebastián Cavagnaro; Patente X Gran Reserva de Colonia Caroya, Córdoba por Mansilla, Fantini y Campana.

El broche de oro para el postre: crumble de manzana con helado de vainilla, y Contramano, Naranjo de Moscatel, elaborado por Jorge Rubio en General Alvear, provincia de Mendoza.

Todos estos platos y vinos están disponibles en la carta de Villegas, el restaurante de Puerto Madero apto para todo público.