Diez platos, doce comensales máximo, dos mínimo, una sola mesa, casi una persona para atender a cada comensal, un precio que suena a exageración ($ 1.800) a octubre de 2015 y maridaje con excelente servicio, todas características del restó flotante privado Kiria. Una rareza donde se lo mire, digno de conocer si uno está en condiciones de afrontar el gasto.
La cantidad de personas la maneja el cliente, que puede ir acompañado por su pareja en tono romántico; con amigos, una celebración especial o simplemente para disfrutar de una comida distinta.
Contra lo que se pueda pensar, la propuesta del chef Alejandro Goñi, ex Godoy, no resulta ni excéntrica ni sofisticada al extremo. Los platos denotan creatividad y el uso de ingredientes de alta calidad. Luego se puede cuestionar, como hemos leído por ahí, el precio y los antecedentes del cocinero, que en este último caso carecen de significación si lo que llega a la mesa satisface plenamente.
El ambiente juega un papel preponderante en Kiria. Por su ubicación, a la que se accede a través de un puente que nos traslada al pontón en el que está el salón vidriado y que permite observar una fantástica vista de los diques y los edificios porteños. Por la privacidad del lugar. Y por el deck que también jugará un papel especial cuando por fin llegue la primavera con sus temperaturas agradables.
El menú varía según la estacionalidad de los productos, la mayor parte de ellos buscados entre productores artesanales de las diferentes regiones de nuestro país.
La esquina de Amenábar y José Hernández, en Belgrano, se reconvirtió de "Ameno" (anterior local sin muchas luces) en "Fiorire", una pizzería de estilo italiano con la personalidad del maestro pizzaiolo, Alejandro Orellana. Hay otras dos sucursales, pero ésta es particular por su oferta de 28 vermús y tragos preparados con el aperitivo que vuelve a ser moda. También algunas pastas, risotti, ensaladas, sándwiches, wraps y un par de platos con carne. Una pizzería que es mucho más eso, porque se sale del molde (y del borde o cornicione).
De la mano del chef Gabriel Rodríguez, Aura ofrece a los visitantes de Piattelli Wine Resort una propuesta de cocina que combina los productos locales, técnicas modernas y los vinos de las bodegas de Mendoza y Cafayate. Una de las mejores opciones gastronómicas para disfrutar a pocos kilómetros del centro urbano de esta pintoresca localidad salteña.
Muchas veces, la búsqueda del éxito implica hacer algo distinto a los demás. En Cafayate, por ejemplo, la disyuntiva sería cómo diferenciarse con una propuesta que no sea la tradicional de cocina regional y, a la vez, no traicionar la esencia de las costumbres lugareñas. Los hermanos Gabriel y Rafael Domingo lo han logrado en Güemes 125, un bar con coctelería de primer nivel y un menú que se atreve a salir de la zona de confort utilizando insumos del Km 0 de manera creativa.