El nombre puede llamar a engaño. El concepto “parrilla” (le grill), suele referirse también a un tipo de cocina que no tiene por qué ser necesariamente un bife o una variedad de achuras tirados simplemente encima de los asadores. Hace un tiempo, hasta el propio Bondoux incorporó un grill a La Bourgogne.
En verdad, para los turistas extranjeros la carne no puede faltar cuando vienen al país. Y esto se traslada al público local, porque nuestra dieta es carnívora, mal que le pese a la minoría vegetariana. No comer carne en la Argentina, es más o menos lo mismo que no te guste el fútbol, te transformás en una “paria” de la sociedad, o cuanto menos un “bicho raro”. Ahora bien, ubiquémonos geográficamente: Puerto Madero, más específicamente Puente de la Mujer.
Andrés Porcel, quien ya hace un tiempo osó abrir un restaurante de estilo francés, hoy aún más revalorizado desde que la chef Soledad Nardellicomenzó a incorporar alimentos buscados y encontrados por ella misma en todo el país, pensó varias alternativas hasta hallar el formato del “hermano menor” de Chila. Y lo abrió en el mismo barrio, con el mismo cuidado e igual respeto por el cliente, a la sazón el único secreto para tener éxito cuando se es empresario gastronómico con criterio. Primero hay que decir que Le Grill no es comparable con ninguna otra parrilla de Buenos Aires. Me gusta mucho La Brigada, lo saben los que me conocen. Cabaña Villegas está muy buena, sobre todo en relación precio calidad. Cabaña Las Lilasresulta muy costosa para un bolsillo con pesos desvalorizados, pero como está pensada para el público extranjero (brasileño sobre todo) siempre está llena. Y es una atracción por el “show carnívoro” tanto o más que por la comida.
Por eso Le Grill sorprende. Cuando se pensaba que todo estaba inventado, han encontrado algo nuevo: la carne madurada. Mucho se ha hablado últimamente de esta modalidad, pero poco se sabe del tema. Salvando el caso de Sagardi , donde el chuletón vasco se prepara mediante este sistema de maduración, pocos se han atrevido a implementarla. Y con garantía de calidad mucho menos.
Le Grill toma tres cortes (bife de chorizo, ojo de bife y T-bone) y los madura durante 28 días en unas cámaras especiales ubicadas en el subsuelo del local, que mantienen la temperatura en 2º C y la humedad muy baja en forma constante. En la carta se verá que el precio no es el mismo, ya que la carne madurada tiene un proceso especial, que encarece su valor (50% más). Una idea no tan alocada sería pedir ambos cortes, uno tradicional y el otro madurado, sin saber cuál es cada uno. Esta prueba “a ciegas”, permitirá apreciar las diferencias. La verdad es que no hay que ser un entendido para darse cuenta.
Para empezar, hay opción de pedir la picada de productos artesanales, y también algunas de los cuatro sabores de empanadas: carne cortada a cuchillo, ossobuco, cordero y vegetariana. Los chorizos están preparados in situ.
Las mollejas de chivito son otro hallazgo, pero sólo se consiguen en determinada época del año según la etapa de faena. Además de los cortes vacunos ya mencionados, también hay pamplonas de pollo, cochinillo, ribbs de cerdo, rack de cordero y asado de tira. Por las dudas, completan la carta algún risotto, una pasta y tres platos de pescado. Para probar de todo un poco, la casa recomienda optar por los menús degustación. Entre los postres, hay “sabores argentinos”, como el alfajor de queso de cabra y pera, y el cañoncito de membrillo, con zapallo en almíbar y queso brie.
Le Grill es sin dudas una opción diferente en parrilla y vale la pena descubrirla.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.
